viernes, 10 de junio de 2011

PARECE QUE FUE AYER


Hoy se han cumplido cinco años (¡cómo pasa el tiempo!) de la Coronación Canónica de la Virgen de la Esperanza de la Trinidad, la segunda de esa tríada de coronaciones que el cardenal Amigo anunció de una tacada un año antes (Palma del Buen Fin, Esperanza Trinitaria y Virgen de la O). A la dolorosa del Sábado Santo le pillaron las obras de la Avenida de la Constitución que servirían para poner el tranvía en nuestras vidas. Por ello, no pudo cumplir con esa tradición de salir de la Catedral, una vez coronada, por la Puerta de San Miguel; en su lugar, salió por la Puerta de Palos, entre un intensísimo repique de campanas de la Giralda y del cercano convento de la Encarnación.



Una vez en la Plaza Virgen de los Reyes, el palio de la Esperanza, que estrenaba, además de la corona, la restauración del manto (el Sábado Santo de aquel año salió con uno liso), recorrió las calles Placentines, Alemanes y Hernando Colón hasta salir a la Plaza de San Francisco, donde permanecían instaladas las portadas del Corpus, que reproducían ese año la fachada del antiguo templo trinitario, hoy Basílica de María Auxiliadora. Allí, frente al Ayuntamiento, tuvo lugar la tradicional ofrenda municipal a las vírgenes coronadas.





La procesión continuó por Granada, Plaza Nueva, Tetuán y Velázquez, hasta la Campana, donde el palio recibió una copiosa petalada desde el mismo edificio, engalanado para la ocasión, desde el que la Esperanza la recibe cada año en su entrada en carrera oficial. Un coro acompañó el momento con diversos cánticos. Un tiempo después, se colocó en la esquina de la Campana con la Plaza del Duque un pequeño azulejo de la Virgen en recuerdo de este momento destacado de la salida extraordinaria.



La tercera Esperanza coronada de Sevilla siguió en línea recta desde Martín Villa hasta la Puerta Osario y, desde allí, buscó el templo de los Gitanos y la calle Sol, donde el barrio echó el resto en colgaduras y petaladas, para salir de nuevo a la Ronda Histórica y volver a su templo.


Hay que añadir que la primera estación de penitencia tras su coronación se hizo esperar hasta 2008 por la amenaza de lluvia del Sábado Santo de 2007, que no impidió, sin embargo, la salida de Los Servitas y la Soledad de San Lorenzo. Claro, que este año será mejor no hablar del tiempo atmosférico, aunque sí del otro: parece que fue ayer y ya ha pasado un lustro de su coronación canónica. ¡Viva la Esperanza de la Trinidad!

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