lunes, 7 de noviembre de 2011

CIEN AÑOS DESPUÉS


La Divina Pastora de San Antonio de Padua protagonizó en la mañana de ayer un rosario público de carácter extraordinario en conmemoración de los cien años que han pasado desde su llegada al convento franciscano procedente de la Parroquia de San Lorenzo, su sede fundacional.
La tarde antes tuvo lugar el traslado a la inversa, desde San Antonio a San Lorenzo, y ayer tocaba regresar a casa, donde posteriormente tendría lugar una función solemne. Pasadas las diez y media de la mañana, y con el acompañamiento del coro de campanilleros Amigos de la Navidad, salía del templo la segunda, en orden de antigüedad, Pastora sevillana para recorrer las calles Cardenal Spínola, Baños, Miguel Cid, Marqués de la Mina, Plaza de San Antonio de Padua y San Vicente. El capataz de la corporación, José García Monge, mandaba al frente de las andas.
Formaban parte del cortejo las hermandades de la Divina Pastora y Santa Marina, la Pastora de Triana, el Buen Fin, la Bofetá, la Soledad de San Lorenzo (que hoy ocupa la capilla donde residía antiguamente la Divina Pastora), la Pastora de Cantillana y la Asociación de María Auxiliadora de San Vicente.
La imagen, que vestía saya rosa y manto verde, fue portada en todo momento por hermanos de la cofradía, salvo en el último tramo ya en la calle San Vicente, donde tomaron el relevo las mujeres, y dentro de San Antonio, donde los hermanos mayores y miembros de las hermandades que acompañaron durante todo el rosario a la Divina Pastora se encargaron primero de situarla frente al Cristo del Buen Fin, ante el que se rezó un Padre Nuestro, y después en el presbiterio.
La hermandad que hace cien años se trasladó por un motivo estrictamente circunstancial, como fueron unas obras en San Lorenzo, a su nueva casa era una corporación sin apenas vida, en una situación de absoluto letargo. Sin embargo, la hermandad que ayer reeditó este traslado es actualmente una cofradía plena de actividad que ha sabido en las últimas décadas hacerse con el sitio que merece, el que nunca debió perder y el que a buen seguro nunca más perderá.
























No hay comentarios:

Publicar un comentario