domingo, 13 de mayo de 2012

SOY DE SEVILLA


Ayer, sábado, se clausuraba en la sede del Círculo Mercantil e Industrial la exposición “Soy de Sevilla”, dedicada al sexto centenario de la fundación de la Hermandad de luz de Nuestra Señora de la Hiniesta, y que se centró fundamentalmente en la imagen de la Hiniesta Gloriosa, aunque también contaba con elementos de la hermandad penitencial del Domingo de Ramos.
De forma pormenorizaba destacamos cada uno de los enseres que formaban parte de la muestra con su correspondiente explicación para el visitante. Así, en primer lugar hay que mencionar el cartel anunciador del VI Centenario, realizado por Antonio Díaz Arnido, ganador del concurso convocado al efecto bajo el lema “La Hiniesta sale a tu encuentro”. Se trata de una visión onírica de la Virgen Gloriosa, origen de la devoción a la Hiniesta y de la hermandad, delante de la puerta ojival de San Julián, entre retamas de hiniestas y bajo un cielo estrellado que simboliza a los hermanos que han pertenecido a la corporación en estos seis siglos de vida.


Fotografías de la antigua Hiniesta Gloriosa, de Diego Angulo Íñiguez en el volumen III de la obra “La escultura en Andalucía” (1930). La Virgen de la Hiniesta Gloriosa era una imagen gótica, fechada entre 1330 y 1380, que respondía al modelo iconográfico de la “Hodigitria” de procedencia bizantina, es decir, la Virgen conductora que porta al Niño Jesús en brazos. Como otras imágenes devocionales, no escapó a la moda de recubrir esculturas de talla completa con ropas y otros aditamentos de orfebrería, para lo que se le colocaron brazos articulados, lo que obligó a aserrarle los hombros y la mano derecha. Las fotografías muestran la imagen durante y después del proceso de restauración que, en 1912, a instancia del Marqués de la Granja, realizó el escultor Manuel Delgado Brackembury, auxiliado por el pintor Santiago Martínez, para devolverle su apariencia original, retirando los brazos articulados y reponiendo la mano derecha. Fue destruida en el incendio intencionado de la Parroquia de San Julián el 8 de abril de 1932. Sus restos calcinados se conservan en una hornacina en el camarín del retablo mayor de dicha iglesia.


Reproducción de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, conocida como “La Visitadora” por ser llevada a casa de los hermanos y devotos enfermos o que por cualquier circunstancia la reclamen para su consuelo espiritual. Es obra de Rafael Barbero Medina (1974) con coronas de Manuel Seco Velasco y fue donada por Francisco Ruiz Caballero. Tiene incrustado un trozo del torso calcinado de primitiva Virgen de la Hiniesta Gloriosa.



Óleo sobre lienzo “Hallazgo de la Virgen de la Hiniesta” (Anónimo, 1718), propiedad del Ayuntamiento de Sevilla. Según la leyenda, la Virgen de la Hiniesta se remontaría a los tiempos apostólicos, siendo realizada en el siglo I al calor de la predicación de Santiago el Mayor en la Península Ibérica. Siglos después, tuvo que ser escondida para evitar su profanación con motivo de la invasión musulmana. A finales del siglo XIV, el caballero mosén Per de Tous se encontraba cazando en los montes de su tierra cuando su azor quedó paralizado ante las retamas en las que se habían refugiado las perdices que perseguía. Extrañado por el comportamiento del animal, el caballero se apeó de su caballo, miró dentro del matorral y descubrió una imagen de la Virgen con el Niño en brazos con una inscripción a sus pies que, en latín, decía: “Soy de Sevilla, de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba”. Por haberse encontrado la Virgen oculta en unas retamas o hiniestas, se le tituló Santa María de la Hiniesta.


Cartel del VI Centenario del regreso a Sevilla de la imagen de Santa María de la Hiniesta (Antonio Dubé de Luque, 1980). La composición se resuelve por medio de un retablo gótico presidido por la Virgen, que queda flanqueada por Santa Justa y Santa Rufina. A la izquierda se muestra la escena de la aparición a Per de Tous en los montes de Cataluña entre las retamas. A la derecha, el momento en que la Virgen, en 1380, entra en Sevilla para ser entronizada en la Parroquia de San Julián siguiendo las indicaciones de la cartela que se encontró con ella. En la parte inferior, dos maceros sostienen los escudos del cabildo municipal y del cabildo catedralicio.


Reproducción a reducida escala de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, obra de José Vázquez Sánchez (talla) y Fernando Marmolejo Camargo (orfebrería) en 1963 en marfil y plata, con baldaquino de plata de Manuel Seco Velasco de 1986. Se encuentra durante todo el año en el despacho del alcalde de Sevilla por su condición de patrona de la ciudad. La tarde del Sábado de Pasión, antes de que comience la misa preparatoria de la estación de penitencia de la cofradía, el alcalde o un concejal en su representación hace entrega de la Virgen a la hermandad colocándola en la entrecalle del paso de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, en el que procesionará al día siguiente. Pasada la Semana Santa, la junta de gobierno de la hermandad acude al Ayuntamiento para hacer devolución de la Virgen al alcalde.




En 1999 se celebraron CCCL aniversario del voto de acción de gracias a la Virgen de la Hiniesta instituido por el Ayuntamiento por el fin de la epidemia de peste y el XXV aniversario de su coronación canónica. Con motivo de estas efemérides, y en atención a la histórica relación de la Virgen con la ciudad de Sevilla y su Ayuntamiento, la alcaldesa, Soledad Becerril, le impuso, en un acto celebrado en la plaza de San Francisco en la tarde del Corpus, las llaves de la ciudad.


Pendón de la Ciudad de Sevilla (1990), de José Guillermo Carrasquilla con asta de Manuel de los Ríos. En atención a la secular relación entre la Virgen de la Hiniesta y el Ayuntamiento de Sevilla, la Hermandad de la Hiniesta tiene el privilegio de portar en su estación de penitencia, como una insignia más de su cortejo, una réplica del Pendón de la Ciudad. Con esta pieza se sigue el mismo ceremonial que con la reproducción de la Virgen de la Hiniesta que se encuentra en el despacho del alcalde. El Pendón es carmesí, jaquelado de castillos y leones, y en el centro, más cerca del asta, San Fernando entronizado.


La Virgen de la Hiniesta ha sido una de las imágenes más representadas a lo largo de los siglos. Como muestra, se expusieron cuatro grabados de diferentes autores correspondientes a los siglos XVIII y XIX.


Convocatoria de cultos de la novena (1817). La fiesta de la Virgen de la Hiniesta es el 8 de septiembre, día de la Natividad de María, en la que, desde 1649, se celebra la función votiva organizada por la corporación municipal. En el “Ceremonial del Ayuntamiento de Sevilla”, publicado en 1799, se indica que los capitulares debían acudir a San Julián en coche, vestidos de gala con medio uniforme, el 7 de septiembre por la tarde para las vísperas y el 8 por la mañana para la misa y el sermón. Durante la Edad Moderna, la función venía precedida por una octava y le seguía una novena. Como se lee en la presente convocatoria, a comienzos del siglo XIX los cultos se habían reducido a una novena. En la actualidad se celebra un triduo previo al 8 de septiembre. La convocatoria presenta un grabado de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa revestida, abierto en 1805, que puede compararse con los anteriores.


Simpecado la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, realizado por Guillermo Carrasquilla Rodríguez (1935) con hilos de oro y sedas de colores sobre terciopelo granate. Asta de Manuel Seco Velasco (1970). Los simpecados son insignias alusivas a la Inmaculada Concepción de María que suelen presentar una tipología muy característica: rectangular con dos puntas en la parte inferior. Por ello, a insignias de similar formato se les llama simpecados aunque, como éste, no aludan a la Inmaculada, sino a la Dolorosa. En el óvalo central se muestra bordada en sedas la primitiva Virgen de la Hiniesta Dolorosa vestida de hebrea. Curiosamente, cuando se confeccionó este estandarte, la imagen ya no existía, fue destruida en el incendio de la Parroquia de San Julián en 1932, y había sido sustituida por una nueva talla de Antonio Castillo Lastrucci en 1933, también desaparecida en 1936. En 1937, hace 75 años, al carecer la cofradía de imágenes, un reducido tramo de nazarenos presidido por este estandarte participó en la estación de penitencia de la Amargura.




Foto de Rafael Pavón Fernández de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa a comienzos del siglo XX. Imagen de proverbial belleza, cuyo recuerdo permanece aún vivo en el imaginario colectivo de los cofrades sevillanos ochenta años después de su desaparición. La autoría de esta imagen es desconocida, aunque de manera sistemática se viene atribuyendo a Juan Martínez Montañés sin fundamento alguno. Francisco Murillo Herrera, fundador del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, la atribuyó en cierta ocasión, de manera oral, a Alonso Cano. Esta imagen fue vestida por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien ensayó en ella sus geniales y revolucionarias fórmulas para el atavío de las dolorosas. La Hiniesta fue la primera Virgen en ser vestida de hebrea, costumbre hoy universalizada en época de Cuaresma no sólo en Sevilla, sino en numerosos lugares de España. Este cuadro procede del taller de Rodríguez Ojeda y sirvió como modelo para bordar el simpecado.




Estandarte Sacramental (Anónimo, finales del siglo XIX). Hilos de oro y sedas de colores sobre seda blanca. Ejemplo del gusto historicista del siglo XIX son los bordados neogóticos de este estandarte. En la parte central, sobre palmas, tracerías y pináculos góticos se encuentra el escudo de la Hermandad Sacramental de San Julián: el cáliz con la Sagrada Forma flanqueado por los escudos parroquial y nacional bajo corona real.


Dos paños de bocina (Anónimo, hacia 1885). Hilos de oro y sedas de colores sobre terciopelo morado. Tras dejar de hacerlo en la segunda mitad del siglo XVII, la Hermandad de la Hiniesta volvió a salir en Semana Santa entre 1881 y 1895 adoptando en sus pasos e insignias el estilo neogótico tan del gusto de la época. Estos paños de bocina aparecen representados en uno de los dibujos de M. Grima, fechados en 1885, expuesto en una vitrina próxima. Sobre una estructura arquitectónica, dominada por tracerías, pináculos y arcos conopiales, aparece el escudo de la Hiniesta tras su fusión, en 1883, con la Sacramental de San Julián: el cáliz con la Sagrada Forma flanqueado por el escudo parroquial (la mitra, el báculo y la cruz de San Julián) y el emblema propio de la hermandad (el corazón de María traspasado por una espada de dolor).



Bandera cruzada azul y roja (Antonio Martín Álvarez, 1999; escudo de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, 1906, en hilos de oro y sedas de colores; asta de Orfebrería Mallol y Manuel Caballero. La bandera cruzada o bandera de paso es una tela dividida en cuatro cuarteles por una cruz y que suele contener los colores de las túnicas del cuerpo de nazarenos en el que figura. En este caso, el azul y el rojo remite a las antiguas túnicas de los nazarenos del Cristo, de cola azul con cíngulo rojo, sustituidas en 1962 por las actuales. El escudo de esta bandera procede de un antiguo estandarte e incorpora el título del Triunfo de la Santa Cruz, que se representaba en el paso alegórico que puede verse en uno de los dibujos de M. Grima expuesto en una vitrina próxima. En la parte superior, campea la cruz sobre palmas.


Salida del paso del Cristo de la Buena Muerte de San Julián (Alfonso Grosso, década de 1920). El pintor, conocido por los interiores conventuales y las escenas costumbristas que retratan una Sevilla ya desaparecida, fue autor de una larga serie de lienzos de temática cofradiera. Nacido en la calle Duque Cornejo el 1 de septiembre de 1893, y vecino del barrio de San Julián durante su infancia y primera adolescencia, no es extraño que inmortalizara uno de los momentos más populares de la Semana Santa de Sevilla, la salida de la cofradía de la Hiniesta en la tarde del Domingo de Ramos, siempre emocionante por la dificultad de la angosta puesta ojival y porque, además, en los años veinte era la primera hermandad en poner su cruz de guía en la calle. El encuentro del primitivo Cristo de la Buena Muerte, talla de Felipe de Ribas del siglo XVII, con la luz de la tarde es contemplado por un grupo de nazarenos de la Virgen, con las túnicas actuales, estrenadas en 1914, y una monja, asomada a un balcón del convento de San Cayetano, con el antiguo hábito de las Hijas de la Caridad.



Corona de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa (Joyería El Regulador de Barcelona, 1961; aro inferior de Manuel Seco Velasco). Realizada en oro, perlas y pedrería. Tras la concesión de la coronación canónica en 1959, se iniciaron los trámites para adquirir una corona que se ajustara a las características estilísticas góticas de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, eligiéndose el modelo de corona ducal. La pieza, fabricada en Barcelona, resultó demasiado grande para la imagen, por lo que el orfebre sevillano Manuel Seco Velasco la amplió con el aro inferior para que se ajustara a la cabeza de la Virgen.



Corona del Niño Jesús (Diseño de Cayetano González Gómez y ejecución de Manuel Seco Velasco, 1974). Realizada en plata sobredorada.


Bocinas de la Virgen de la Hiniesta y el Cristo de la Buena Muerte (Paño de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, 1916; pasado a nuevo terciopelo por Guillermo Carrasquilla Rodríguez, 1941; y José Guillermo Carrasquilla Perea, 1966 y 1991; bocina de Viuda de Villarreal, 1966). Cuatro nazarenos portan sendas bocinas delante del paso de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa. En 1916, Rodríguez Ojeda sólo bordó dos paños. Los otros fueron confeccionados a imitación de éstos en 1966 por el taller de Carrasquilla. En el paño aparece el escudo de la hermandad, el corazón de María traspasado por los siete puñales, alusivos a sus dolores, sobre la cruz leñosa y desnuda franciscana, enmarcado en un sol con rayos triangulares y rematados en flores de lis de manera alterna. En cuanto a las bocinas del Cristo de la Buena Muerte, son cuatro en total y muestran el escudo de la Sacramental de San Julián.


Saya de Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1916) realizada en hilos de oro sobre terciopelo granate. Es la que la Virgen de la Hiniesta Dolorosa ha usado tradicionalmente en la salida procesional del Domingo de Ramos. Su esquema de eje central con profusa vegetación dispuesta de manera simétrica había sido ya utilizado por Rodríguez Ojeda en la saya de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de la Hermandad del Gran Poder.


Caída del palio, de Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1906), pasada por él mismo en 1929. Hilos de plata sobre terciopelo azul. El palio de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa tuvo la particularidad de estar bordado en plata sobre raso azul, cuando el modo común es el bordado en oro sobre terciopelo. En 1929, su propio creador lo pasó a terciopelo, que es como ha llegado hasta nuestros días. En aquella intervención también cambió su forma, añadiendo caídas y crestería al primitivo diseño de cajón aún reconocible en la banda central. Los elegantes motivos vegetales dispuestos simétricamente a partir de un eje central están inspirados en el vocabulario decorativo del Renacimiento, que Rodríguez Ojeda conoció a través de frentes de altar de la Catedral y la Parroquia de Santa Ana. El diseño de estas caídas ya había sido ensayado también unos años antes, en 1903, en el palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso.



Candelabro de cola (Orfebrería Delgado López, 2002). El proceso de renovación de la orfebrería del paso de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, que comenzó en 1995 con los varales, tuvo uno de sus momentos más significativos en 2002 con el estreno de la pareja de candelabros de cola que iluminan el manto. Trabajados con la minuciosidad y el detallismo que caracteriza a sus autores, destaca el espectacular derrame de su juego de luces compuesto por quince guardabrisas. En los basamentos aparecen las figuras de los maceros municipales, alusivos a la estrecha relación entre la Hiniesta y el Ayuntamiento de Sevilla. Las mazas son símbolo de poder y dignidad; el Ayuntamiento las ostenta desde el siglo XV. En los textos del siglo XVI ya se habla de los ropones carmesíes de los maceros.




Jarras (Orfebrería Delgado López, 2002). Forman parte de un conjunto de ocho grandes jarras que van situadas en los entrevarales del paso de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa. Se estrenaron el Domingo de Ramos de 2002 junto a los candelabros de cola.


Saya (Taller de Santa Bárbara, 2007). Hilos de oro y sedas de colores sobre tisú blanco. Pieza de delicado dibujo en la que destacan los ramilletes amarillos de hasta tres variedades distintas de la flor de la hiniesta en alusión a la advocación de la Dolorosa.



Techo de palio (José Manuel Rodríguez Ojeda, 1906). Hilos de plata sobre terciopelo azul. El diseño original del techo de palio concebido por Juan Manuel Rodríguez Ojeda a juego con las caídas ha sufrido importantísimas alteraciones. En la última intervención, en 1985, se modificó el gloria, ampliando la parte bordada y añadiendo una reproducción tallada de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, obra de José Pérez Delgado, discípulo de Antonio Castillo Lastrucci.







Corona de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa (Orfebrería Mallol, 1999). Uno de los grupos más activos de la Hermandad de la Hiniesta es el grupo de hermanas y devotas que desde hace más de veinticinco años conforma el llamado Ropero de la Virgen, cuya finalidad es atender las necesidades del ajuar tanto de la Dolorosa como de la Gloriosa. Una de sus donaciones, sufragadas con cuotas mensuales y convivencias, es esta corona de plata que reproduce una antigua de camarín de metal plateado.


Corona de salida de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa (Manuel Seco Velasco, 1957). Plata sobredorada, perlas y pedrería. Corona de particular diseño pues, por deseo de su promotor, Eladio García de la Borbolla, sigue el modelo de la corona real. Original resulta también la ráfaga trilobulada, que confiere a la Virgen una inconfundible silueta cuando se observa en el paso.


Foto de Ramírez de Arellano (1933) de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa realizada por Castillo Lastrucci para sustituir a la primitiva Dolorosa destruida en el incendio de San Julián de 1932. Fue bendecida por el cardenal Eustaquio Ilundáin el 10 de septiembre de 1933 en la Parroquia de San Marcos, donde se encontraba establecida la hermandad. Procesionó los Domingos de Ramos de 1935, bajo palio, y 1936, al pie de un Crucificado cedido por la Hermandad de la Lanzada en el único paso que sacó la cofradía aquel año. Desapareció en el incendio de la Parroquia de San Marcos el 18 de julio de 1936. El cuadro fue regalado por la Hermandad de la Hiniesta a su autor: “Al insigne escultor Don Antonio Castillo Lastrucci. La Hermandad agradecida”.



Modelo de escayola de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa (Castillo Lastrucci, 1937). Se trata del modelo que sirvió para la saca de puntos de la actual Dolorosa titular de la hermandad, contratada el 14 de agosto de 1937 conjuntamente con el Cristo de la Buena Muerte. Vino a reemplazar a la Virgen de la Hiniesta Dolorosa tallada por Castillo Lastrucci en 1933 que se había perdido en el incendio de San Marcos en 1936. Como en esa primera versión, el modelo de referencia para Castillo fue la primitiva Hiniesta Dolorosa destruida en la quema de San Julián en 1932.



Cristo de la Buena Muerte (Castillo Lastrucci, 1937). Fue contratado junto a la Dolorosa el 14 de agosto de 1937 para sustituir al Crucificado del círculo de Felipe de Ribas destruido en el incendio de San Julián de 1932. El escultor comenzó a tallarlo en madera de pino, pero al encontrarse una partida de madera de cedro rehízo su labor para crear al actual titular de la hermandad, quedando la primera versión en el estudio del artista hasta su adquisición por un particular. El torso resulta de un estudio del natural, pues Castillo utilizó como modelo a un empleado de la tienda de muebles Europa, que regentaba su hermano Manuel.



Boceto de la imagen de Santa María Magdalena (Castillo Lastrucci, 1944). Barro cocido. La escultura definitiva ha sido repetidamente considerada como la mejor figura secundaria salida de las gubias de Castillo Lastrucci. Su alta calidad demuestra que es una obra personal del maestro, con un cuidado estudio de la composición, los pliegues de los ropajes y el naturalismo de la expresión llorosa del rostro. Se trata de la única imagen de Santa María Magdalena de la Semana Santa de Sevilla de talla completa, destacando su rico estofado. La desnudez del hombro y de parte del pecho izquierdo que muestra el boceto fue parcialmente ocultada en la escultura definitiva a instancia de la autoridad eclesiástica.



Cartel de la coronación de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa (Cayetano González Gómez, 1974). Cartel anunciador de la coronación canónica de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, celebrada por el cardenal José María Bueno Monreal en la Catedral de Sevilla el 23 de mayo de 1974. El autor creó una composición basada en la idea del acto de la coronación, ejecutado por dos ángeles vestidos como nazarenos de la cofradía, un modelo que ha sido enormemente repetido en la cartelería cofradiera. Como curiosidad, hay que advertir que los colores de la vestimenta de la Virgen están alterados con respecto al original, que presenta túnica granate y manto azul. El orfebre Cayetano González realizó en aquellos años diversos trabajos para la hermandad, destacando el diseño del actual paso del Cristo de la Buena Muerte (1970).


Para finalizar, en el centro de salón del Círculo Mercantil e Industrial dedicado a la exposición se pudieron observar otras curiosidades, como las fotos de la visita del ex presidente del Gobierno catalán, Jordi Pujol, el 7 de octubre de 2002, un banderín donado en 1966 a la hermandad por el Centro Catalán de Sevilla con una reproducción de la Hiniesta Gloriosa y los escudos de las cuatro capitales provinciales de Cataluña, el Libro de Reglas, la Medalla de Oro de Sevilla, las llaves de la ciudad y el bastón de mando de Alcaldesa Perpetua, una reproducción realizada en piedra por Castillo Lastrucci de la Inmaculada de la Parroquia de San Julián atribuida tradicionalmente a Alonso Cano y la partitura original de la marcha “La Estrella Sublime”, de Manuel López Farfán (1925).







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