jueves, 10 de enero de 2013

UNA MIRADA AL PASADO EN EL BELÉN DE LA HERMANDAD DEL BUEN FIN


La Hermandad del Buen Fin instaló esta pasada Navidad a los pies de la Iglesia de San Antonio de Padua un belén formado en su mayoría, como ya ha ocurrido en años anteriores, por tallas que formaron parte del paso del Santísimo Cristo del Buen Fin, tanto del último misterio, el de Álvarez Duarte que dejó de procesionar en 1997, como el calvario que durante gran parte del siglo pasado sacaba a la calle la cofradía.
Lo más llamativo era la presencia de una de las marías de ese antiguo calvario, recientemente restaurada por Antonio Daniel Comas, y que en el nacimiento hacía las veces de Virgen María. Como San José figuraba la talla de San Juan Evangelista que recibe culto en el retablo situado a los pies de la nave de la Epístola del templo (donde estuvieron durante años los titulares de la Hermandad de la Bofetá), junto a las imágenes de José de Arimatea y Nicodemo de Álvarez Duarte, quienes en el belén estaban caracterizados uno como rey mago y el otro como pastor.
Del mismo imaginero aparecían también la Magdalena y el soldado romano, este último haciendo las veces igualmente de pastor junto a otra de las marías del antiguo calvario. Además, la Hermandad de la Borriquita de Tocina prestó la talla de una mujer con un niño.











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