domingo, 8 de septiembre de 2013

LA CORONA LLAMA, DE NUEVO, A LA PUERTA


La noticia no es tal; es más bien una formalidad. Se habla mucho estos días de la Hermandad de la Corona porque, oficialmente, ha pedido al Consejo de Hermandades y Cofradías su incorporación a la nómina de las que realizan estación de penitencia a la Catedral en Semana Santa.
Como digo, no es noticia porque las intenciones de la cofradía del Sagrario son de sobra conocidas y ya solicitaron esto mismo en 2006. La novedad es que el Arzobispado ha aprobado las nuevas reglas de la corporación que ahora ya no indican qué día debe hacer estación de penitencia. Antes lo decía muy claro: el Viernes de Dolores. Lo dicho, una formalidad.
El caso es que ahora todo ya adquiere carácter oficial. La Corona quiere salir en Semana Santa y hacer estación a la Catedral. Se pone así en una cola que ya tiene a la Misión y a Pino Montano esperando. Parece que Pino Montano apunta al Domingo de Ramos, la Misión al Martes Santo (tras intentar tímidamente el Viernes) y la Corona mira directamente al Viernes Santo, unas de esas jornadas que el Consejo considera intocables por aquello de los Oficios (la excusa a la que se agarra como a un clavo ardiendo; ¡ay del día en que el Cabildo Catedral adelante los horarios...!).
¿Caben estas tres incorporaciones después de las últimas, también tres, hace muy poco tiempo? ¿Está la Semana Santa saturadísima o se puede hacer algún hueco más? ¿Tienen las hermandades candidatas calidad artística y estética suficiente? El debate está servido en redes sociales, foros y medios de comunicación.
Lo que es evidente es que después de la supresión de facto de la ya lejana norma de las 57, no quedan excusas claras ni normativa en la que apoyarse para decir sí o no a las hermandades que esperan. No hubo normativa que amparase el sí al Carmen, el Polígono y el Sol, como tampoco la hay para decirle no a la Misión, Pino Montano y la Corona.
Puede que no sea cuestión de normas, sino de sentido común. Pero hasta que no se ponga un definitivo punto final, si es que hay que ponerlo, a las incorporaciones, no cesarán las peticiones, oficiales o no, de nuevas cofradías para hacer estación a la Catedral. Y a esas peticiones hay que darles respuesta. Porque mirar para otro lado o dejar la pelota en el tejado de las hermandades de cada jornada no lleva a ninguna parte. ¿Quién nos asegura que Pasión y Muerte, San José Obrero, la Milagrosa o las que vengan detrás no van a seguir la estela de sus compañeras de las vísperas?

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