sábado, 26 de octubre de 2013

REGINA APUD DEUM


El pasado fin de semana se clausuraba en el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla la exposición "Regina Apud Deum: la devoción a la Virgen de Aguas Santas en Sevilla y su provincia", que ha permitido dar a conocer en la capital hispalense la tradición y la historia de esta advocación arraigada en Villaverde del Río.
Según se explicaba en un panel de la sala donde se desarrolló la exposición, "la historia de la Virgen de Aguas Santas está estrechamente relacionada con Villaverde del Río, localidad sevillana de la cual es patrona y donde se le profesa una gran devoción. La tradición oral, aún viva, nos habla de su aparición milagrosa y de la antigüedad y la importancia del culto a la imagen en Villaverde durante siglos. Sabemos por los documentos históricos que también conoció una devoción importante en la ciudad de Sevilla y en otros pueblos de la provincia, adonde fue llevada en procesión en tiempos difíciles para auxilio y consuelo de sus fieles. Los movimientos de población ocurridos a partir de la Edad Moderna, en especial las conquistas de ultramar, propiciaron la expansión del culto a la Virgen allá donde fuesen sus devotos. Muchas de las numerosas imágenes veneradas en todo el mundo bajo la advocación de Aguas Santas son la prueba de la vitalidad de una devoción que se mantiene a pesar del tiempo y la distancia".
Es interesante también la leyenda relativa al origen de la devoción a la Virgen de Aguas Santas, contada a través de otro panel ilustrada con viñetas: "Según la versión más antigua que se conserva de la historia, la Virgen de Aguas Santas se aparece durante una gran sequía a Juan Bueno, humilde y devoto pastor de Villaverde. Estando en el monte con su ganado, Juan se encomienda a Dios y a la Virgen para que éste no muera de sed. El pastor se queda dormido y al despertar ve asombrado que de una peña brota un caño de agua. Después de beber, coge su rosario y le reza a la Virgen. Al mirar detenidamente, se da cuenta de que sobre la fuente hay una figurilla. La coge y la guarda en su zurrón pensando que es una muñeca. Juan vuelve muy contento a Villaverde. Entra en la taberna a tomar vino y, como no lleva dinero, le entrega a la tabernera como prenda la figurilla que ha encontrado en la fuente. Al día siguiente, vuelve a pagarle a la tabernera para recuperar su figurilla. Ésta abre el arca donde la había guardado bajo llave y descubre, para su sorpresa, que ha desaparecido. Juan se va enfadado, pensando que la tabernera lo ha engañado. Al volver a la fuente, se alegra al ver que el agua sigue manando y se sorprende cuando descubre que la figurilla está de nuevo sobre la peña. Extrañado, la coge y la examina. Le da tres veces con un cuchillo para ver de qué está hecha y brotan tres gotas de sangre. Juan se da cuenta del milagro: tiene entre sus manos la imagen de la Virgen. Cuando llega el mayoral de Juan, que no había creído su historia, y ve el milagro, se quita la capa e improvisa con ella un altar para la Virgen. Pronto llegan otros pastores y vaqueros. El mayoral va a Villaverde a dar la noticia. El cura toca la campana para convocar a los vecinos y contarles lo sucedido. Los villaverderos, muy contentos con la noticia, se organizan rápidamente para acudir a la fuente. Deciden mirar en el hueco abierto en la roca por si hubiera algo más escondido. Encuentran una placa de plomo que cuenta que la imagen ya se veneraba en Sevilla en tiempos de San Isidoro y que fue escondida allí por unos católicos para evitar su destrucción en época musulmana. El cura va a Sevilla a pedir permiso al provisor para construir una ermita sobre la fuente, pues entienden que es voluntad de la Virgen permanecer en el lugar de su aparición".
Éste es el origen de la advocación, que dio lugar a la construcción de la ermita en el lugar donde apareció aquella figurilla hallada por Juan Bueno. En dicha ermita se encuentra actualmente una réplica de la talla original de la Virgen de Aguas Santas, mientras que ésta se venera en la iglesia parroquial de Villaverde del Río. Se trata de una talla de doce centímetros de altura realizada en terracota, al parecer, en la segunda mitad del siglo XIII. Es una imagen sedente de la Madre de Dios que sujeta en su regazo al Niño Jesús.
La exposición del Mercantil permitió, además de conocer la historia de esta devoción, contemplar gran parte del patrimonio material de la Hermandad de Aguas Santas de Villaverde del Río. Así, en el patio se expuso la custodia procesional, peana y canastilla, todo ello de metal plateado y repujado en los talleres de Villarreal en 1975. También se podía ver el manto y la saya de camarín de la Virgen de Aguas Santas, bordados en oro y seda sobre terciopelo por Guillermo Carrasquilla en 1979, con motivo de la coronación canónica de la imagen.












Entrando ya en la sala de la muestra, en primer lugar se podía ver el Guión del grupo joven, bordado en oro y seda sobre terciopelo en el taller de Fernández y Enríquez, según diseño de José María Sarmiento Martínez, con orfebrería de Daniel Santos (2008).


En una vitrina había un manuscrito de 1853 en el que Fray Juan Álvarez de Sepúlveda copió la "Historia sin historia campesina y geográfica de la Sagrada y pequeñita Imagen de Nuestra Señora de Aguas Santas cerca de la ciudad de Sevilla", escrita por José Ruiz en 1680-1682.


A su lado, el estandarte corporativo, bordado en oro y seda sobre terciopelo rojo con apliques de tisú por José María Sarmiento, Guillermo Olivares, Manuel Naranjo y José Benito Molero, con orfebrería de Villarreal (1983).



A lo largo de la sala había varias reproducciones fotográficas de obras pictóricas. La primera era del cuadro de autor desconocido "Aparición de Nuestra Señora de Aguas Santas al pastor Juan Bueno", pintado en el siglo XIX en óleo sobre lienzo.


Seguidamente se exponían varias piezas de la candelería realizada por Manuel de los Ríos este mismo año 2013 en metal plateado.



Otra vitrina albergaba en su interior una reproducción de la imagen de Nuestra Señora de Aguas Santas de Antonio Eslava Rubio en madera tallada con policromía de Guillermo Olivares y orfebrería de Jesús Domínguez (1972). Vestía con saya de camarín con los atributos de la Pasión de Cristo del siglo XVIII bordada en oro sobre terciopelo, y manto de raso de seda bordado en oro por las Hermanas Trinitarias de Sevilla en 1948.



A su lado, había otra reproducción fotográfica de una pintura anónima del siglo XVIII pintada al óleo sobre lienzo.


Y otra más, de autor anónimo del siglo XVIII.


En 2002, la Provincia Bética Franciscana concedió a la Hermandad de la Virgen de Aguas Santas de Villaverde del Río el título de hermandad franciscana, título que se exponía a continuación.


Junto a él, se mostraba una patente de admisión de nuevos hermanos del año 1882.


La vitrina se completaba con el Libro de Reglas, de madera tapizada en terciopelo rojo con aplicaciones de metal plateado y repujado por Villarreal en la década de los 80.


De la misma época que las anteriores y también de autor anónimo, vemos reproducida otra pintura al óleo sobre lienzo de la aparición de la Virgen de Aguas Santas a Juan Bueno.


Una pieza muy interesante de las expuestas era el antiguo Simpecado, diseñado y bordado por autores desconocidos en 1716 en hilos de oro y seda sobre terciopelo. Cuenta con orfebrería de Villarreal en metal plateado y repujado.



Junto a él, se podía ver el banderín conmemorativo del XXV aniversario de la coronación canónica, diseñado por José María Sarmiento y bordado en oro sobre tisú por Fernández y Enríquez en 2004, con orfebrería de Daniel Santos.


A su lado, el Simpecado actual, diseñado y bordado en oro y seda sobre terciopelo por el taller de Fernández y Enríquez, con una talla de la Virgen de Dolores León y orfebrería en metal plateado y repujado de los Hermanos Delgado (2008).



Seguimos con otra vitrina con diversos documentos: el dosier para la petición de la coronación canónica (1970); las "Coplas a Nuestra Señora de Aguas Santas" de Manuel Vidriet (1921), con letra del siglo XVIII; el Libro de Reglas de 1715; el título de la coronación canónica concedida por Su Santidad Pablo VI (1970); y el título de Patrona Canónica con carácter pontificio (Regina Apud Deum) concedido por Su Santidad Benedicto XVI (2011).





En el centro de la sala se situó el templete de madera dorada y policromada realizado por Pedro Duque Cornejo en el siglo XVIII.




En otra vitrina se exponían cuatro juegos de vestimenta de la Virgen de Aguas Santas. Por un lado, manto y saya de salida bordado en oro sobre tisú por Guillermo Olivares (1989), una enagua de tela de batista con encaje de Rocío Benítez (2004) y una toca de hilo de oro de María Antonia Benítez (2006).


Al lado, manto y saya de salida bordados en oro y seda sobre raso de seda por José María Sarmiento y Rafael Ruiz Amores (2000), rostrillo de algodón y encaje de Carolina Domínguez Martín (1990) y toca de hilo de oro de Dolores Muñoz Murga (2013).


En la otra parte de la vitrina, se encontraban el manto y saya de salida bordado en oro y seda sobre terciopelo en el taller de las hermanas Rama Palomo con diseño de José María Sarmiento (2007) y una enagua de autor anónimo de algodón y encaje (1948).


Finalmente, se veía un conjunto de manto de salida bordado en oro sobre raso de seda por el taller de Fernández y Enríquez con diseño de José María Sarmiento (1992), toca de hilo de oro de Carolina Domínguez Martín (1990) y enagua de tela de organdí y encaje de Trinidad Domínguez Martín (1983).


La muestra dedicada a la Hermandad de Nuestra Señora de Aguas Santas de Villaverde del Río concluía con dos exvotos pintados al óleo sobre lienzo por autores desconocidos datados en el siglo XIX.



Con esta interesante exposición, y como ya ha hecho en anteriores ocasiones, el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla continúa mostrando la riqueza patrimonial e histórica de hermandades no sólo de Sevilla, sino también de los diferentes municipios de la provincia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario