sábado, 9 de noviembre de 2013

LETÍFICA GENEROSIDAD


El pasado domingo cerraba sus puertas la exposición "Letífica generosidad", la cuarta muestra monográfica dedicada en el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla a las hermandades de gloria de la ciudad, organizada por el Consejo General de Hermandades y Cofradías. El título de esta exposición alude a la temática principal de la misma, basada en el préstamo de enseres que las cofradías letíficas han facilitado a otras corporaciones, fundamentalmente de penitencia, en diferentes momentos de su historia. Junto a esta temática, y como viene siendo habitual, también se reunieron los estrenos de este año de las corporaciones de gloria que hemos podido ver por las calles desde el pasado mes de mayo.
La pintura que vemos más arriba es el cuadro que ha pintado Rocío Sáez Millán, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, para anunciar la exposición. En él se resume el contenido de la muestra, al aparecer diversos enseres cedidos en alguna ocasión a otras corporaciones, todo ello presidido por la Virgen del Amparo de la Magdalena. Así, vemos la corona de la Divina Enfermera, el Simpecado de la antigua Hermandad de Nuestra Señora de Rocamador, hoy fusionada con la Soledad de San Lorenzo, un candelabro de la Virgen del Pilar, una columna y una rueda de la carreta del Rocío de Sevilla, además de los borlones del palio de tumbilla de la Virgen de las Aguas del Salvador.
Un paso completo de una de las hermandades de gloria suele presidir el patio del Mercantil en estas muestras. Si el año pasado fue el caso del paso de la Virgen de las Nieves, este año ha sido el turno del Rosario del Barrio León, que se encontraba junto a la pintura de Sáez Millán. Se trata de un paso de metal plateado, cincelado y repujado por Manuel de los Ríos, con peana y cuatro jarras (1986), respiraderos y candelabros (1989) y jarras intermedias (2008). También de Manuel de los Ríos es la corona y el cetro, mientras que la ráfaga es de Celis. En lo que se refiere al manto, azul bordado en oro, la saya y el traje del Niño, de tisú de plata blanco bordado en oro, son obra de Fernando de la Poza (2008-2009).










Entrando ya en el contenido temático de la exposición, en la primera sala vemos el paso de la Virgen del Juncal. Sobre él procesionó por primera vez en Sevilla una imagen de Santa Ángela de la Cruz en 1982 y tocó el martillo en una levantá la hoy Beata Madre María de la Purísima de la Cruz. Un año antes había sido cedido a la Hermandad de la Cabeza de San Juan de la Palma. Asimismo, se cedió a la Hermandad de la Sierra en 2003 para el traslado de la imagen titular hasta el altar montado en la Avenida de la Constitución para la festividad del Corpus Christi, y en 2010 a las Hermanas de la Cruz para el traslado de una imagen de la Inmaculada hasta la Catedral para la Vigilia Concepcionista.
Es un paso en metal plateado cincelado y repujado formado por peana y sobrepeana (Antonio Santos Campanario, 1968), y respiraderos (José López Camacho y Guillermo Clavería Domínguez, 1970-1971).










Seguimos con tres varas de acompañamiento de insignias de la Hermandad de la Virgen de la Sierra, realizadas por autor desconocido en metal plateado cincelado y repujado en 1952. Pertenecieron a la extinguida Hermandad Filial de Nuestra Señora de la Cinta, Patrona de Huelva, que existió en la Parroquia de San Roque. El mismo matrimonio que instituyó la Hermandad de la Sierra había fundado la de la Cinta, por lo que los hijos donaron estas varas a la primera.


A continuación se exponía la reproducción de María Santísima de la Esperanza Macarena (Fernando Marmolejo, 1994) que figura a los pies del Simpecado en la carreta de la Hermandad del Rocío de la Macarena. La generosidad en este caso está en la elección por parte de una hermandad de la titular de otra para su veneración pública.



Vemos ahora un caso curioso: el de la llamada Cruz del Rosario de Hombres de la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, actualmente utilizada como cruz de guía. Está realizada en madera tallada y dorada con espejuelos y asta de plata cincelada a finales del siglo XVIII. Servía para encabezar los rosarios de la hermandad y hasta los angelitos que aparecen junto al templete de la base han sido cedidos para diferentes usos a lo largo de los años. Lo curioso es que la Hermandad de la Mortaja, con la que la Divina Pastora compartió sede en Santa Marina hasta la guerra civil, se basó en esta cruz para la realización, por parte de Salvador Domínguez Gordillo (1928), de la cruz de guía de madera tallada y barnizada que abre el cortejo de la última cofradía del Viernes Santo.


A la Hermandad del Rosario de San Julián pertenecen el Banderín del Rosario y varas que veíamos a continuación. Cada Domingo de Ramos, esta hermandad cede la insignia a la Hermandad de la Hiniesta para abrir uno de sus tramos de nazarenos durante la estación de penitencia a la Catedral. Las varas son de Orfebrería Amorós (2006), mientras que el banderín fue diseñado por José Luis Asián Cano y realizado en su parte de bordado en oro y sedas sobre terciopelo rojo por las Hermanas Rama, la pintura de la Virgen del Rosario sobre tisú de plata es de Guillermo Olivares Magro y el asta de madera y metal plateado es de Manuel de los Ríos (1994).



Otro Bandería del Rosario y varas, en este caso de la Hermandad de las Aguas, se podían ver a su lado. Fue entregado a la hermandad penitencial tras la fusión de ésta con la corporación letífica del Rosario en 1977, y forma parte del cortejo en las dos procesiones de la hermandad: la del Lunes Santo y la del mes de octubre. El banderín es de terciopelo rojo bordado en oro y sedas por José Antonio Moreno Bernal, con asta de metal plateado realizada en 2004 por José Manuel Ramos. Junto a estos enseres se exponía el documento de fusión de ambas hermandades, donde curiosamente consta que la Virgen del Rosario debía seguir ocupando el retablo principal del altar mayor de la capilla, lo que no ocurre en la actualidad.



La Hermandad de Santa Genoveva llevó a esta exposición el manto de salida de Nuestra Señora de las Mercedes, bordado en oro y sedas sobre terciopelo rojo por Juana María Ibáñez entre 1994 y 1997. Formaba parte de esta muestra porque este manto es una réplica del anterior, que contaba con bordados de 1906 de Rodríguez Ojeda, quien los incluyó en un manto que fue propiedad de Madre de Dios del Rosario. Esta corporación trianera se lo vendió a Santa Genoveva y los Sobrinos de Caro lo ampliaron. Su mal estado obligó a reproducir el diseño en el manto actual que luce la Virgen de las Mercedes cada Lunes Santo.





Cerca del manto de la Virgen de las Mercedes se encontraba también el actual manto de salida de Madre de Dios del Rosario (Sobrinos de Caro, 1968), realizado cuando el anterior se vendió a Santa Genoveva, con el que sigue guardando un gran parecido en sus dibujos.




Y entre ambos mantos, en un rincón de la sala, se encontraba el banderín de la Esperanza Divina Enfermera y una vara. Cuenta con los bordados del anterior estandarte de la Hermandad de la Divina Enfermera (Victoria Caro, 1927), que se convirtió en banderín años después de la fusión con la Hermandad de la Lanzada para que no hubiera dos estandartes en la misma corporación. Es de terciopelo verde bordado en oro y sedas por autor desconocido, cuenta con asta de plata cincelada y repujada del siglo XVIII. El aspecto actual es de 1991. En cuanto a la vara, es de metal plateado cincelado y repujado (Hijos de Juan Fernández, 1991).


De las Hermandad de San José Obrero eran varios enseres cuya presencia en esta exposición no está muy justificada, dado que no estaban por haber sido cedidos a otras corporaciones. Es el caso del llamador del paso del santo titular de la corporación, que también se utiliza en el palio de Nuestra Señora de los Dolores (Orfebrería Andaluza, 2010).


Junto a este llamador, veiamos unas jarras del paso de la Virgen de las Nieves (Manuel Dominguez Rodríguez, 1956), que fueron usadas también por la Hermandad del Beso de Judas para el paso de palio de la Virgen del Rocío entre 1961 y 1967.


Continuamos con uno de los cuatro candelabros del antiguo paso de la Divina Enfermera, de madera tallada y dorada realizados por autor desconocido en el siglo XX. Pertenecieron en su origen a la Divina Pastora de Santa Marina, hasta que en 1962 fueron vendidos, tras el estreno del paso actual. En la salida extraordinaria de la Virgen de Araceli en 2006 estos candelabros formaron parte del paso improvisado para dicha ocasión.



Al lado se encontraba el llamado Simpecado de las Margaritas del Rosario de Mujeres de la Hermandad de la Divina Enfermera, del siglo XVIII. Es de terciopelo rojo bordado en oro y con una pintura en el centro. Habitualmente se sitúa en el altar de la Esperanza Divina Enfermera, detrás de la imagen.



Los antiguos candelabros de la carreta del Rocío de Triana se exponían a continuación. Son de metal fundido y plateado de 1868 y utilizados por la corporación trianera hasta 1960. Han sido cedidos a diversas hermandades rocieras, como la de la Macarena o Tocina, y actualmente se siguen utilizando en la romería de la Virgen de Escardiel, de Castilblanco.




Muy curioso es el estandarte de la Hermandad de Rocamador, cofradía fusionada en 1844 a la Sacramental de San Lorenzo y en 1977 a la Soledad, que lo posee en la actualidad. Es de tisú de plata bordado en oro y reproduce en la pintura central a la Virgen de Rocamador al óleo.


Teniendo en cuenta el título de la exposición, si hay una pieza de las expuestas donde se demuestra la letífica generosidad de las hermandades de gloria es la saya blanca bordada en oro a realce por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1885 para la Reina de Todos los Santos. Hoy en día pertenece a la Soledad de San Lorenzo, ya que, tras el incendio de la Parroquia de Omnium Sanctorum en 1936, la Hermandad de Todos los Santos pasó a residir en San Lorenzo. Las atenciones recibidas por la hermandad penitencial llevaron a la de gloria a obsequiar a la primera con esta prenda que desde entonces forma parte del ajuar de la Virgen de la Soledad.


Seguimos con la antigua canastilla del paso de la Virgen del Pilar (José Sanjuán Navarro, 1925), que fue cedida a la Hermandad de los Servitas el 26 de noviembre de 1967, para la procesión que, tras su bendición, tuvo lugar con la imagen de Nuestra Señora de la Soledad.



A su lado, se encontraba un conjunto formado por el actual respiradero frontal de la Pastora de Triana (Andrés Pastrana, 1939) con los antiguos candelabros de forja de misma hermandad (principios del siglo XX). Ambos han sido prestados a lo largo de los años a otras hermandades. En el caso de los candelabros, formaron parte del paso de Jesús Despojado en su primera salida en 1941; también iluminaron a Madre de Dios del Rosario en 1954, tras la reorganización de la cofradía; en 1959 dieron luz al misterio del Beso de Judas en su estreno en la Semana Santa; en 1961 fueron utilizados por el Carmen de Santa Ana en una procesión fluvial; y también la Pastora de San Antonio se iluminó con ellos en muchas ocasiones, hasta que la cofradía encargó unos candelabros iguales que serían definitivamente sustituidos por los actuales en 2003.
Los respiraderos, por su parte, los utilizó la Hermandad de la Paz en la primera salida de la dolorosa en 1940; la O, en la salida extraordinaria tras el accidente del tranvía de 1943; la Esperanza de Triana, en la procesión de la Proclamación Dogmática de la Asunción de la Virgen en 1950; en 1972 se utilizaron en dos procesiones extraordinarias, como fueron la de Santa Ana en Triana y la de la Virgen de las Aguas del Museo por el segundo centenario de su bendición; y también en 1974 los utilizó la Hermandad de San Gonzalo en la salida extraordinaria de la Virgen de la Salud con motivo del Año Jubilar.





A continuación, veíamos diferentes elementos del paso del Sagrado Corazón de Jesús, de Nervión. Se exponían los respiraderos delanteros y dos faroles, todo ello de madera tallada y dorada. El diseño fue de Martín Ongay, con carpintería de Manuel Casana, talla de Jiménez Espinosa y dorado de Sánchez González (1945-1951). En 1948 realizó sobre él su estación de penitencia el Señor de la Presentación al Pueblo de San Benito, desde la Parroquia de San Roque, debido a los daños que una riada provocó en el templo de la Calzada y en los enseres de la cofradía del Martes Santo. Además, entre los años 1991 y 1996 fue utilizado por la Hermandad del Carmen Doloroso para la salida procesional, cada Viernes de Dolores, de Nuestro Padre Jesús de la Paz, antes de la realización de las figuras secundarias del misterio de las Negaciones de San Pedro.





Lo que comentábamos antes del llamador de San José Obrero nos vale igualmente para la cruz de guía y faroles de la misma hermandad, expuestos únicamente porque se utilizaban cuando la corporación tenía únicamente el carácter de gloria y también ahora que es, además, de penitencia. La cruz de guía, de madera tallada y barnizada con apliques de orfebrería es de Pasión Cofrade, mientras que los faroles, de metal plateado, son de los Hermanos Delgado, todo ello del año 2010.




Junto a ello, se podía ver uno de los candelabros del paso de la Virgen de las Nieves (Fernando Cruz Suárez, 1949). Antes que su propietaria, los estrenó la Hermandad del Rocío de Sevilla en su carreta, y también se han cedido a la Hermandad del Juncal y a la Hiniesta Gloriosa en su coronación canónica de 1974.



Seguimos con una reproducción facsímil de la Virgen de la Antigua del Salvador. En este caso, la letífica generosidad alude a que la Hermandad de la Antigua y San Antonio de Padua dedica el 80 por ciento de su presupuesto a colaborar con el sostenimiento de los conventos de clausura de la ciudad. Esta reproducción estuvo expuesta en la Iglesia de San Alberto entre 2003 y 2007, mientras estuvo cerrada por obras la Iglesia del Salvador.


Terminamos en esta primera sala con una vitrina que exponía varios enseres. En primer lugar, una corona de plata cincelada y repujada por José Guzmán entre 1782 y 1786, perteneciente a la Divina Enfermera. Fue utilizada durante varios años por la Virgen de la Hiniesta Dolorosa.


La Hermandad del Rocío de Sevilla Sur tuvo el detalle de situar en la delantera de su carreta una reproducción de la Virgen de las Mercedes de Santa Genoveva, realizada en plata por los Hermanos Delgado en 1988.


Eso mismo hizo la Hermandad del Rocío del Cerro del Águila, que tiene en su carreta una reproducción de la vecina Virgen de los Dolores, obra también de los Hermanos Delgado en 2011.


Por último, veíamos la corona de salida de la Virgen de la Salud de San Isidoro (José Alexandre Ezquerra, 1779), que fue prestada en varias ocasiones a la Divina Pastora de Santa Marina y a Madre de Dios de la Palma, de la Hermandad del Cristo de Burgos.


Pasamos a la segunda sala, la que se dedicaba principalmente a estrenos de las hermandades de 2013, aunque también se encontraban algunas curiosidades. Así, lo primero que veíamos era la llamada Arca del Rosario de las Mercedes de San Laureano, de madera policromada (autor anónimo, siglo XVIII), que pertenece a la Comunidades de Madres Mercedarias de la Asunción, pero que en tiempos fue propiedad de la actual Hermandad de las Mercedes de la Puerta Real. La investigadora María Teresa Ruiz Barrera ha conseguido hallar el origen de este arca.


A su lado, había una fotografía del paso de Nuestro Padre Jesús de las Cadenas, de la Hermandad de la Merced de Huelva, que el pasado 19 de octubre iba a participar con su paso en el vía crucis del Año de la Fe que se frustró por la lluvia. Para esta salida extraordinaria, la Hermandad de las Mercedes de la Puerta Real cedió a la cofradía onubense un manto de Rincón Galicia (1973) para su uso como clámide. Esta letífica generosidad respondió a la cesión que la cofradía de Huelva hizo de un manto blanco en 2007 a la Virgen de las Mercedes cuando salió para presidir el Pregón de las Glorias en la Catedral.


Y seguimos con la Hermandad de las Mercedes, que este año ha presentado importantísimos estrenos relacionados con la vestimenta de la Virgen y el Niño Cautivo, que han recuperado el color blanco característico del hábito mercedario. Así, pudimos ver de cerca el escapulario de la Virgen, de tisú de plata bordado en oro por Mariano Martín Santonja; el manto y saya de la Virgen, de tisú de plata, con correa de terciopelo negro bordado en oro, y el traje y escapulario del Niño, de tisú de plata bordado en oro, todo ello de María Dolores y Vicente Ramos Cadaval; y los grilletes de metal plateado, de Gustavo Larios.






Seguimos con una vitrina en la que se exponía en primer lugar el sombrero de gala estrenado este año por la Divina Pastora de Santa Marina, donado por la familia Fernández Santizo. Ha sido realizado por Felipe Arellar y Samuel Ortega con encajes de hilo de plata sobre estructura del mismo metal con flores de metal plateado.


A su lado, perteneciente a la Hermandad del Rosario de San Julián, veíamos la corona, el cetro y la corona del Niño, obra de Hijo de Juan Fernández en plata cincelada, repujada y sobredorada, restaurados este año, junto a unos puños de encaje del siglo XIX adquiridos recientemente.


En este 2013 también han sido novedad los candelabros de la Hermandad de la Candelaria Madre de Dios, realizados por Arte Sacro San Fernando en metal plateado cincelado y repujado.


Pedro Rodríguez Ordoñez ha labrado en metal dorado cincelado y repujado unas nuevas coronas de la Virgen y el Niño en metal dorado cincelado y repujado, donadas por un hermano, para la Hermandad del Carmen del Puente de Triana.


De otra hermandad carmelita, en este caso la del Carmen de Calatrava, se exponía parte de la nueva crestería del paso, que ha sido dorada. Cuenta con talla de Juan Manuel Pulido y orfebrería de Hijos de Manuel de los Ríos. Además, se podían ver los nuevos escapularios de la Virgen y el Niño, de terciopelo marrón bordados en oro y sedas por José Luis Sánchez Expósito.




La Hermandad de la Anunciación de Juan XXIII ha estrenado este año el Guión Sacramental y las varas de presidencia, todo ello realizado por Orfebrería Andaluza en metal plateado cincelado, repujado y sobredorado.




En una vitina se podía ver a continuación el traje del Niño Jesús de la Hermandad de la Salud de San Isidoro, restaurado este año. Es de tisú de oro bordado en oro y espejuelos por autor desconocido en el siglo XIX.


Un estreno musical, o más bien una recuperación, es la que ha protagonizado la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina. Se trata de una pieza polifónica e instrumental titulada "Ave María a la Pastora de Sevilla", de Francisco de Paula Solís (1795). Fue recuperada en la función principal de este año por el Grupo de Cámara Santa Cecilia.


La Hermandad del Rosario de San Julián ha estrenado también este año la vara del hermano mayor y dos palermos realizados por Hijos de Juan Fernández. La vara es de metal cincelado, repujado y dorado, mientras que los palermos son de plata cincelada y repujada con asta de madera.



Esta misma hermandad ha reformado el estandarte corporativo, que estaba bordado sobre terciopelo burdeos y ha sido pasado a lamé de plata por José Antonio Grande de León. Los bordados, que han sido reordenados de manera fiel a su estado original, son de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, de principios del siglo XX.



La Hermandad de Araceli llevó a esta muestra los estrenos que pudimos contemplar en su reciente besamanos: la saya, el manto, la cotilla y el rostrillo. La saya, de damasco real pintado en grisalla de oro, es de José Cornelio Zambrano; el manto, de tisú verde con fleco de oro, ha sido confeccionado en el taller propio de la hermandad; la cotilla tiene bordados en oro al aire y ha sido realizado, al igual que el rostrillo, que es de tisú de plata bordado en oro, por Pedro Pablo Gallardo.




Algo parecido a lo que ha hecho con su estandarte la Hermandad del Rosario de San Julián lo ha hecho también la Hermandad de las Mercedes de la Puerta Real con el suyo. En su origen, cuando fue realizado por Carrasquilla en 1962, estaba bordado sobre tisú de plata; sin embargo, en 1982 se pasó a terciopelo rojo. Ahora, Mariano Martín Santonja ha recuperado el soporte original, de tisú de plata.



Continuamos con el respiradero frontal y candelabros del antiguo paso de la Virgen de Valvanera, realizados entre finales del siglo XIX y principios del XX. La hermandad con sede en San Benito dejó de utilizarlos en 1997, pero ahora han sido restaurados para su uso en cultos internos. En 1929 fue prestado el paso a la Hermandad de la Hiniesta para que la Virgen gótica procesionara de manera extraordinaria con motivo del Congreso Mariano Hispanoamericano.




A su lado veíamos dos faroles de estrella de la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, labrados por Antonio Rueda Gómez en metal dorado sobre asta de madera. Fueron donados el año pasado por los hermanos Álvaro Martín y Francisco Javier Segura para la procesión de la Corona Seráfica de la corporación.



En una vitrina veíamos dos fragmentos de los antiguos respiraderos del paso de la Virgen del Carmen de Santa Catalina, realizados en metal plateado por Juan del Castillo en torno a 1872. Estuvieron en uso hasta 1982 y han sido cedidos a diferentes hermandades de Sevilla y Andalucía, como ocurrió con la Hermandad de los Servitas antes de su incorporación a la Semana Santa, y con la Virgen del Rosario de Santa Catalina, antes de la fusión entre ambas corporaciones.



En el centro de la sala se podía ver la nueva saya, traje del Niño y rostrillo de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de San Juan de la Palma, todo ello confeccionado en tisú de plata blanco bordado con canutillo y lentejuelas por Antonio Jesús del Castillo entre 2012 y 2013.



Seguidamente se encontraban dos estrenos musicales. Por un lado, la partitura de la marcha "Marinera de San Gil", de Moisés Viretti, la primera dedicada a la Virgen del Carmen de San Gil; por otro, la marcha "Divina Pastora" o "Pastora Madre Soberana", que el compositor venezolano Lucidio Quintero le ha dedicado a la Divina Pastora de Santa Marina.



Terminamos este exhaustivo repaso a la exposición "Letífica generosidad" con el título de Real que el pasado 25 de mayo de 2013 concedió la Casa Real Española a la Hermandad del Juncal, documento que se podía ver en esta muestra.


Las hermandades de gloria viven un momento muy dulce. Su valor patrimonial e histórico, sin olvidar por supuesto el devocional, no puede dejar de ser reconocido, a lo que contribuyen exposiciones como ésta que hemos tenido ocasión de disfrutar en el Mercantil un año más.

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