lunes, 19 de mayo de 2014

BRILLANTE ESTRENO DE LA HERMANDAD DE ARACELI EN EL CALENDARIO DE PROCESIONES DE GLORIA


La Hermandad de Araceli vivió este sábado una jornada histórica con su estreno en el calendario de las procesiones letíficas. Fue la primera salida procesional con carácter regular de esta cofradía filial de la Patrona de Lucena, que a partir de ahora saldrá cada año el segundo sábado de mayo (este año ha sido el tercero para no coincidir con el sábado de Feria) desde la Parroquia de San Andrés.
La revitalizada Hermandad de Araceli estrenaba varias cosas, pero principalmente estrenaba ilusiones por tomar las calles de su feligresía, que se encontraban engalanadas con colgaduras y reposteros con la imagen de María Santísima de Araceli, de la que se indicaba que es Patrona de Lucena y del Campo Andaluz.
A las ocho y cuarto de la tarde tenía fijada la salida y a esa hora la rampa por la que hace cinco semanas salió la Hermandad de Santa Marta estaba ahora ocupada por el cortejo de la cofradía de gloria del mismo templo de San Andrés. Abría el cortejo la cruz parroquial, que estrenaba manguilla de brocado, entre ciriales. Detrás se podía ver un estandarte con la efigie de la Virgen de Araceli al que seguían las representaciones de diferentes hermandades, como la Soledad de Hinojos, el Carmen de San Leandro, el Carmen de Calatrava, San José Obrero, Santa Marta y la Hermandad Matriz de Araceli. Finalmente, iba el Libro de Reglas y el propio estandarte de la sevillana Hermandad de la Virgen de Araceli.









Antes de salir a las calles, el paso de la Virgen de Araceli paró ante la capilla de la Hermandad de Santa Marta. Posteriormente, a las órdenes de los capataces Rufino Madrigal y Antonio Franco, se dirigió a la puerta de salida. Lucía el manto blanco de camarín de la Macarena y estaba subida sobre una peana de la Hermandad de la Soledad de Hinojos.
En cuanto a la ráfaga, era de la Hermandad de Belén de Pilas. Iluminaban el paso los cuatro candelabros de la Hermandad de San José Obrero, que también cedió una medalla que colgaba de la mano derecha de la imagen. Asimismo, en la delantera, entre dos ángeles, había una reliquia de San Francisco de Asís, como hermandad franciscana que es. Se estrenaban además los faldones y los respiraderos, ambos de color blanco, con galones y flecos dorados.
Seis ciriales antecedían al paso de la Virgen de Araceli, que como iluminación contaba también con un artístico candelabro a los pies de la Virgen con siete puntos de luz colocados en forma de V, y cuatro tulipas situadas en los costeros.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de las Cigarreras, sumaba una nueva procesión de gloria a la larga lista de cofradías a las que acompaña durante todo el año. Cuando el paso salió a las calles sonó el Himno Nacional, a la que siguió como primera marcha a la Virgen de Araceli "Coronación de la Macarena". En seguida cayó la primera petalada sobre el paso desde el edificio que hay frente a la parroquia.

















Ya en la calle, la primera levantá de la Virgen que donase Antonio Castillo Lastrucci a esta hermandad de lucentinos residentes en Sevilla la dio quien durante muchos años fue hermana mayor, Ana María Villalobos. Ella fue la encargada de tocar el martillo tras la dedicatoria que hizo Rufino Madrigal a las mujeres de la hermandad.
Posteriormente, el paso se dirigió hacia Daoiz con "Pasan los Campanilleros". Frente a la puerta ojival de San Andrés cayó otra petalada. Poco después, con "Candelaria", la Virgen de Araceli alcanzó su primera visita de las muchas que iba a hacer en esta salida procesional tan especial. Fue en la Capilla de San Andrés, donde esperaba una representación de la Hermandad de los Panaderos, cuyo hermano mayor tocó el llamador.
















El paso siguió por Orfila y Laraña a los sones de "Coronación" y "Valle de Sevilla" al pasar por delante de la Iglesia de la Anunciación, aunque ninguna representación de la Hermandad del Valle esperaba en la puerta del templo. Curiosamente, los sones de la Banda de Música de las Cigarreras se mezclaban en la Plaza de Villasís con los de la Cruz de Mayo del Carmen del Santo Ángel, que en ese momento pasaba por la Campana. Parecía de nuevo Semana Santa.
Después, la Virgen de Araceli pasó bajo las Setas de la Encarnación y reviró desde Imagen a Santa Ángela de la Cruz con las marchas "Virgen de las Aguas" y "Macarena", de Abel Moreno.























Atardecía por la calle Santa Ángela de la Cruz, de forma que la Virgen de Araceli entró de día en dicha calle y salió prácticamente de noche. La zona más estrecha la recorrió con la marcha "Procesión de Semana Santa en Sevilla", tras la que el paso se detuvo, momento en el que se intentó encender el candelabro situado a los pies de la Virgen. Mantener encendida la candelería iba a ser una tarea complicada en toda la noche debido al ligero viento que había.
Seguidamente, el paso se acercó al Convento de las Hermanas de la Cruz con la marcha "El Corpus", la que siempre hemos conocido como "Corpus Christi". La Virgen se volvió ante las hermanas para que éstas le cantaran. Cuando se levantó de nuevo, vimos una curiosidad, y es que mientras la banda tocaba "Pasa la Virgen Macarena", el paso parecía continuar por la calle; sin embargo, cuando ya estaba dispuesto para continuar dio unos pasitos hacia atrás y volvió a girar para situarse frente a las hermanas. Después, siguió ya por la calle con otra marcha macarena, "Aniversario Macareno".
Otra parada importante llegaría más tarde, al girar el paso ante la puerta de la Residencia Juan Grande, donde una de las ancianas tocó el martillo. A la residencia llegó la Virgen de Araceli con la marcha "Madre de los Gitanos Coronada", a la que siguió "Virgen de los Reyes" para salir de Santa Ángela de la Cruz y alcanzar el Convento del Espíritu Santo, donde las monjas cantaron la Salve.















Con "Rocío" se alejó del convento la Virgen de Araceli, que antes de alcanzar San Juan de la Palma se detuvo. Ahí se produjo un nuevo intento, esta vez más exitoso, de encender la candelería. Junto al paso una lucentina comentaba junto a su hija, llamada Araceli, que cada vez que visita Sevilla acude a San Andrés para ver a la Virgen que reproduce a la Patrona de su municipio. Lo decía cuando el paso estaba a punto de llegar a la Iglesia de San Juan de la Palma, sede no sólo de la Amargura, sino también de las hermandades de la Virgen de la Cabeza y la Virgen de Montemayor; más hermandades filiales en la mariana ciudad de Sevilla, que ha acogido a devociones de fuera y las ha hecho propias.
Al templo llegó el paso con la marcha "Amarguras". Las representaciones de las tres hermandades residentes en el templo esperaban en la puerta ojival, donde hicieron una ofrenda de un ramo de flores blancas cada una. La levantá se dedicó a las tres corporaciones.
Acto seguido, la Virgen de Araceli siguió su camino hasta la cercana Capilla de la Divina Pastora, a la que llegó con "María Santísima del Subterráneo". Aquí Rufino Madrigal dedicó la levantá no sólo a la primitiva hermandad pastoreña, sino también a Juan Martínez Alcalde, presente junto a la representación de la hermandad. "Por su pronta recuperación", dijo el capataz a los costaleros ante un emocionado Martínez Alcalde, que parece haber dejado ya atrás la silla de ruedas. Al fin y al cabo, se trata del "segundo resucitado de Sevilla", como él mismo bromeaba durante la pasada Cuaresma.

















Por Aposentadores, donde la banda tocó "La Estrella Sublime", la Virgen de Araceli se dirigió a la calle Feria. En la parte más ancha de ésta sonó "Macarena", de Cebrián, y pasada la estrechez fue el turno de "Rosario de Monte-Sión" para llegar a la capilla de la hermandad del Jueves Santo, abierta de par en par y con una representación de sus cofrades en la puerta.
Desde un balcón frente a la capilla llamaba la atención un niño bajo un pequeño pasito con una Virgen y un llamador, y que se movía a los sones de la Banda de las Cigarreras, levantándose y parándose cuando lo hacía el paso de la Virgen de Araceli. Es la savia nueva cofradiera.
El paso, el grande, se alejó de la Capilla del Rosario con "Madrugá Macarena", a la que después seguirían por Conde de Torrejón "Esperanza Macarena" y por Alberto Lista "Mater mea". La siguiente parada estaba en la Iglesia de San Martín, a la que la Virgen de Araceli llegó con la marcha "Hosanna in excelsis". El paso entró completamente en el templo, donde fue recibido por una representación de la Hermandad de la Lanzada. Una vez dentro, se situó frente a la Virgen del Buen Fin.






















Posteriormente, el paso salió de San Martín a los sones de "Virgen de la Estrella". Después, siguió hacia la calle Cervantes, en la recta final de esta salida procesional tan esperada. Por este orden, sonaron en esta calle "La Esperanza de Triana", "Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono" y "Encarnación de la Calzada". Aquí hubo dos paradas muy seguidas: una ante la Capilla Franciscana de San Pedro de Alcántara y otra poco después, ante la casa de una hermana a la que se dedicó la levantá.
Poco antes de llegar al final de la calle se lanzó una gran petalada desde un balcón y, en la confluencia de Cervantes con Don Pedro Niño, un hombre cantó unas poesías en honor a la Virgen de Araceli acompañado por una guitarra.














Por fin, tras completar una brillante salida procesional de auténtico estreno, la Virgen de Araceli llegaba de nuevo a la Plaza de San Andrés a los sones de "Encarnación Coronada". Con el paso ya cuadrado ante la puerta, el capataz dedicó la última levantá a las hermandades de la Macarena, San José Obrero y la Soledad de Hinojos por el préstamo de los diferentes enseres que han hecho posible esta salida. Un grupo de cofrades de la localidad onubense mostraron su alegría por la dedicatoria.
Finalmente, el paso fue subiendo poco a poco la rampa situada entre el arco y la puerta de entrada con la parte final de "Pasa la Virgen Macarena", hasta que sonó el Himno Nacional y la Virgen de Araceli entró definitivamente en su templo, siendo colocado el paso a los pies de la nave de la Epístola, delante de su altar.














Concluía así, y con la clásica foto de la cuadrilla de costaleros y los capataces ante el paso, la histórica salida procesional con la que la Hermandad de Araceli se ha unido al calendario glorioso anual, para alegría de sus hermanos y devotos, así como de los habitantes de Lucena que tienen en Sevilla su lugar de residencia.

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