martes, 20 de mayo de 2014

LA ALEGRÍA DE SAN BARTOLOMÉ ESTRENA EN LA CALLE SU MANTO RESTAURADO


Este domingo tuvo lugar la salida procesional de la Virgen de la Alegría desde la Parroquia de San Bartolomé. Unos minutos más tarde de las siete y cuarto se ponía en camino la cofradía letífica con cuyo besamanos vivimos cada año la transición entre la pasión y la gloria el Domingo de Resurrección.
Abría el cortejo la cruz alzada y ciriales, a los que seguían el magnífico simpecado de la cofradía, rodeado por los cuatro característicos faroles de metal y cristal, hermanos portando hachetas, la bandera concepcionista y el estandarte corporativo.





A continuación, tras el cuerpo de acólitos, asomó por la puerta de San Bartolomé el paso de la Virgen de la Alegría, comandado por los Villanueva. El gran estreno, muy esperado, era el manto de salida, que ha sido restaurado por el taller de Fernández y Enríquez, y que por fin se ha podido ver en la calle después de diez años. El manto, de terciopelo rojo bordado en oro, es de estilo renacentista y fue confeccionado en 1924 por Eduardo Rodríguez Gutiérrez.
El exorno floral estaba compuesto principalmente por gladiolos blancos en las esquinas, a los pies de la peana y en las jarras situadas en la misma, además de otras flores del mismo color repartidas por el friso. La Banda de Música de María Santísima de la Victoria, de las Cigarreras, fue la encargada de acompañar a la Virgen de la Alegría por las estrechas calles de la judería, visitando en su itinerario a las hermandades vecinas de San Esteban, la Virgen de la Luz y la Candelaria.
Tras la salida, que obliga a bajar los cuerpos para que la ráfaga atraviese el dintel de la puerta, la banda interpretó el Himno Nacional, seguido por la marcha "Pasan los campanilleros" mientras el paso realizaba una lenta revirá para dirigirse a la calle que lleva el nombre de la Virgen de la Alegría. Antes de detenerse en dicha calle, la banda reinició la marcha, aunque la interrumpió antes de terminar esta segunda interpretación.






















"La Asunción de Cantillana", que últimamente suena bastante en las procesiones de gloria, fue la segunda marcha interpretada en la calle tras el paso y sonó mientras éste realizaba dos giros: uno de la calle Virgen de la Alegría a Céspedes, y otro desde Céspedes a Levíes, salvando el pequeño obstáculo de una obra de canalizaciones que se está llevando a cabo en esta parte de la ciudad. De hecho, la Virgen tuvo que pasar junto a la maquinaria de la obra en la misma esquina entre ambas calles.
Pese a las complicaciones, muchas personas seguían los primeros momentos de esta procesión, una de las más clásicas y esperadas del inicio del periodo letífico.










Superada la dificultad, el paso quedó detenido antes de proseguir por la Plaza de las Mercedarias, único espacio más ancho tras el que la Virgen de la Alegría vuelve a las estrecheces de la calle Vidrio. La marcha "Auxilium Christianorum" sirvió para continuar su camino por esta zona.











Bellísima la imagen recuperada por el paso de la Virgen de la Alegría, con su manto de salida estrenando un aspecto radiante que se ha tardado demasiado en volver a disfrutar.
La cofradía que conecta la pasión y la gloria estaba en la calle. Los ciclos de Sevilla siguen su marcha y, con ellos, el sueño eterno del universo cofradiero.

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