sábado, 1 de noviembre de 2014

GLORIAS: TESOROS PARA EL CULTO


Hasta mañana, domingo, puede visitarse en la sede del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, en la calle Sierpes, la exposición anual que desde el Consejo General de Hermandades y Cofradías se dedica a las corporaciones letíficas, y que este año ha recibido el título de "Glorias: Tesoros para el culto".
El motivo del título viene motivado por el hecho de exponerse en esta ocasión enseres que las hermandades de gloria utilizan principalmente para el culto interno, aunque alguno puede verse también por las calles en las diferentes salidas procesionales. Son piezas de orfebrería, bordado o escultura.
Pero esta muestra dedica también un espacio siempre a los estrenos y restauraciones que las corporaciones letíficas han presentado en los últimos meses, muchos de los cuales ya hemos podido ver por las calles. Esta parte de la exposición es la que ocupa la sala blanca, que es la primera que vamos a analizar pieza a pieza.
Lo primero que nos encontramos al entrar en esta sala es el Simpecado de la Hermandad del Rosario de San Julián, que ha sido pasado a tisú de plata por José Antonio Grande de León, abandonando el terciopelo rojo, como ocurrió el año pasado con el estandarte corporativo. La pintura central es de Julián González de los Reyes y la orfebrería de Hijos de Juan Fernández.




El pasado 12 de octubre se estrenaba la restauración del misterio de la Aparición de la Virgen del Pilar de Zaragoza, que acompaña a la Virgen del Pilar de San Pedro en su anual salida procesional. El conjunto, formado por Santiago, los dos Santos Varones que acompañaron al Apóstol en su viaje a España y dos ángeles, se encontraba en muy mal estado. Es obra anónima de 1750 realizada en madera tallada, policromada y estofada, y en telas encoladas.






Flanquean a este conjunto dos jarras con flores de talco realizadas este mismo año por Andrés Martín Angulo para la Virgen de Cuatrovitas de Bollullos de la Mitación. Están realizadas en metal dorado y plateado con aplicaciones de perlas.



De la Hermandad del Carmen de Calatrava es una pintura de Santa Teresa de Jesús realizada con motivo del Año Teresiano por Juan Luis Aguado en óleo sobre lienzo.


Continuamos con el llamado Simpecado de los Maestrantes, de la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina. Fue regalado a la hermandad en 1833 por haber realizado voto en defensa de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Está bordado en plata y ha sido pasado a nuevo tejido.



José Antonio Grande de León ha restaurado una saya de la Virgen del Rosario del Barrio León confeccionada hace 30 años por José Ramón Paleteiro. Está bordada en oro sobre tisú de plata.


A la Hermandad de la Salud de San Isidoro pertenece una pértiga de plata cincelada y repujada por Orfebrería Villarreal en 1998, que ha sido restaurada este año. Fue un regalo de la Hermandad de las Penas de San Vicente con motivo de su estancia en la Parroquia de San Isidoro mientras su templo estuvo cerrado por obras.



Y también es de la Hermandad de la Salud el traje del Niño Jesús de seda de color coral bordado en oro y espejuelos. Data del siglo XVIII y ha sido restaurado por Jesús Rosado Borja.


La Hermandad del Rosario de San Julián expone también un encaje para tocado del siglo XIX, de hilos de seda y algodón trenzados de forma artesanal. Este año se ha incorporado al ajuar de la Virgen del Rosario, como también ha ocurrido con unos pendientes y un broche de oro y perlas del siglo XIX.



Hace poco más de un mes se estrenaba en la calle, tras no poder hacerlo en 2013 por la lluvia, el nuevo guión fundacional de la Hermandad de Santa Lucía, confeccionado en terciopelo rojo con bordados en oro y sedas procedentes del antiguo estandarte corporativo, cuya ejecución dirigió Gabriel Espinar del Valle.



Este año se ha estrenado también la peana procesional de la Hermandad de la Candelaria Madre de Dios, labrada por Arte Sacro San Fernando en metal plateado, cincelado y repujado. Cuenta en el centro con el escudo de la hermandad en metal dorado.



Como ya comentamos en su momento, la Hermandad de la Virgen de Valvanera tiene un nuevo juego de coronas para la Virgen y el Niño del taller de Orfebrería Andaluza. Son de plata repujada, cincelada y sobredorada, con aplicación de piedras y marfil. A lo largo del canasto de las coronas se cuentan detalles sobre la historia de esta devoción riojana.




Seguimos con un tapiz-repostero de la Hermandad del Rosario de San Julián, obra de José Antonio Grande de León, que lo ha confeccionado en damasco de color oro, bordado con aplicaciones de fieltro y sedas.



Recientemente veíamos también en las calles los nuevos candelabros del paso de Nuestra Señora de los Reyes, de la Hermandad de los Sastres. Son obra de Juan González, quien los ha realizado en metal cincelado, repujado y plateado. Tienen la particularidad de contar cada uno de los candelabros con dos guardabrisas y un farol.





Una de las piezas más destacadas de la exposición es sin duda el manto de salida, felizmente recuperado, de la Virgen de la Alegría. El taller de Fernández y Enríquez ha culminado este año la restauración de este manto, confeccionado en terciopelo rojo bordado en oro en los talleres de Eduardo Rodríguez (actual Casa Rodríguez) en 1924.






Una curiosidad de esta muestra es el estarcido del azulejo de la Virgen de la Cabeza que se ha colocado en la casa hermandad de la calle San Luis. El dibujo, a lápiz sobre papel vegetal, es el que sirve para, mediante perforaciones, marcar el diseño que quedará finalmente reflejado en la cerámica. Junto al estarcido, se muestran varias fotografías con el resultado. Es obra de Pedro López Marcos y Carmen Gutiérrez Cobos.


De nuevo hablamos de la Hermandad del Rosario de San Julián, que expone otro tapiz-repostero, éste en damasco rojo con aplicaciones de oro y sedas, obra igual que el anterior de José Antonio Grande de León. En el centro aparece el escudo de la hermandad.



En una vitrina se exponen tres piezas diferentes pertenecientes a la Hermandad del Carmen de Calatrava. Por un lado, una demanda petitoria del siglo XVIII, de plata cincelada y repujada, y restaurada este año. Junto a ella, vemos unos pendientes de oro blanco y brillantes donados por unos devotos, y unas sandalias del Niño Jesús, de plata sobredorada y pedrería, obra del taller de Orfebrería Domínguez.




Bajo estas piezas hay dos cartelas nuevas del paso de San José Obrero, labradas en metal cincelado, repujado y plateado por los Hermanos Delgado López.



Vemos a continuación el estandarte corporativo de la Hermandad de San Hermenegildo Rey, hermandad recuperada. El estandarte, de Arte Sacro San Fernando, está confeccionado en terciopelo rojo con el escudo bordado en oro y sedas.



La Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina también muestra un paño de hombros eucarístico, de damasco blanco bordado en oro en el siglo XIX, y restaurado este año por Fidelia Tercero. Se utiliza para la exposición eucarística en la capilla de la hermandad.


Concluimos la parte de estrenos con la Hermandad de Araceli, que se ha incorporado este año al calendario anual de procesiones letíficas, y que expone una cotilla de la Virgen bordada en oro por Pedro Pablo Gallardo Gutiérrez, y la ráfaga, de metal cincelado, repujado, plateado y sobredorado, labrada por Orfebrería Hernández.




Pasamos ahora a la sala de los Tesoros para el Culto y comenzamos comentando la presencia de una saya de raso de color vino bordada en sedas hacia 1940 por una devota de la Divina Pastora de Triana.


A su lado, un manto de raso de seda rosa bordado en sedas que Juan Foronda Manzanares confeccionó en 1940 para los cultos solemnes de la Virgen del Pilar de la Parroquia de San Pedro.



Aprovechando la vestimenta de una antigua talla de Santa Teresa, Jesús Morillo Esteban y Sofía Benarque Fonseca confeccionaron en 1998 para la Virgen del Carmen de Santa Catalina una saya marrón bordada en plata para sus cultos.


Seguimos con dos piezas del ajuar de la Virgen de Montemayor, de la Iglesia de San Juan de la Palma: un manto de terciopelo rojo bordado en oro y una saya de tisú de oro bordado en oro y sedas. Ambas piezas se realizaron en el Convento de Santa Isabel en 1956.




Vemos a continuación una casulla de la Parroquia de Santa María Magdalena con la imagen de la Virgen del Amparo bordada en la espalda. Es una prenda de raso blanco con bordados en oro y sedas por autor desconocido entre 1930 y 1940.



Seguimos con un paño de púlpito de la Hermandad del Pilar, de tisú de plata bordado en oro en los talleres de Eduardo Rodríguez en 1932.


Bajo el paño se expone un conjunto de mesa de juntas de la Hermandad de la Salud de San Isidoro. Está compuesto de un banco para los oficiales, de madera de caoba; un paño de terciopelo rojo bordado en oro; una imagen de la Inmaculada Concepción; y dos varas, todo ello del siglo XIX; además de un atril y guardabrisas del siglo XX.




De la misma hermandad vemos tres sacras de los siglos XVIII y XIX que el concelebrante leía durante la misa y que aún hoy, aunque ya no se utilizan para ese fin, se siguen colocando en los cultos en honor a la Virgen de la Salud.



El sacerdote que preside la función principal de instituto de la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina se pone casulla de tisú de plata bordado en oro y alba de encaje de Bruselas sobre lienzo negro de los siglos XVIII y XIX.


De la antigua Hermandad del Rosario de San Vicente, hoy integrada en las Siete Palabras, son dos lienzos de Simpecado: uno de gala de Francisco Ximénez (1777) y otro de diario de Manuel María de la Vega (1800).



Bajo estos lienzos vemos un manto de la Hermandad de Nuestra Señora del Mar, de la Iglesia de la Misericordia, bordado en oro sobre terciopelo verde en el taller de Esperanza Elena Caro en 1958.


A su lado, se encuentra un traje de la Virgen del Rocío de la Hermandad del Rocío de Sevilla (El Salvador). Fue bordado en oro sobre tisú de plata con aplicaciones procedentes de un traje del torero Diego Puerta, entre 1960 y 1974 por Esperanza Elena Caro.


Seguimos con varios enseres colocados en una vitrina, donde podemos ver una plancha de grabado de la Virgen de la Salud de San Isidoro, que sirvió de modelo para la estampa del libro de reglas. Fue realizada por José María Martín en cobre burilado y cincelado en 1780.


En torno a 1871, año de aprobación de las reglas de la Hermandad del Carmen de Santa Catalina, debieron de realizarse las vitelas, pintadas sobre papel, con la Virgen del Carmen y el escudo carmelita de libro de reglas de dicha corporación. A su lado hay sendos escapularios de la Virgen y el Niño.



Vemos a su lado un documento muy llamativo, como es un recibo del gasto de fuegos artificiales de la Hermandad de Nuestra Señora del Amparo del año 1742.


Y de la misma hermandad observamos un libreto con el ejercicio de la novena a la Virgen del Amparo, impreso por Tipografía R. Losada en 1938, y la reproducción de un cartel de cultos del año 1766.



Continuamos con dos ángeles adorantes que se encontraban en el altar de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera y que llegaron a salir en procesión junto a Ella. Son de madera tallada, dorada y estofada de 1787. Junto a ellos, se ven dos jarras con flores de talco de la Virgen de la Encarnación de los Terceros. Son del siglo XIX y están labradas en metal dorado y plateado.



La Hermandad de Valvanera expone dos ciriales. Uno de ellos acompaña a la cruz parroquial que encabeza el cortejo y es de metal cincelado, repujado y plateado, siendo la parte superior de Villarreal (1956) y el vástago de Manuel de los Ríos (1991). El otro es uno de los ciriales que anteceden al paso. Es de Ramón León Peñuelas, quien lo realizó en 2008 en metal cincelado, repujado y plateado.


Para su uso interno se confeccionó en el siglo XVIII un conjunto de manto y saya de brocado verde recamado en plata y sedas para la Virgen del Rosario de San Vicente.



En una vitrina se encuentra un ostensorio de plata cincelada, repujada y sobredorada, obra de José Guzmán entre los años 1793 y 1801 para la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina.


Alrededor de este ostensorio se han dispuesto varias cartas de agregación de órdenes religiosas a la Hermandad de la Virgen de la Alegría, datadas en diversos momentos de su historia.




También de esta hermandad de la Parroquia de San Bartolomé se exponen dos blandones utilizados para los cultos de la hermandad, realizados en plata cincelada y repujada por autor desconocido en 1829.




Entre ambos blandones expuestos se sitúa una pintura de la Virgen de la Alegría, en óleo sobre lienzo, que se coloca en el camarín cuando la Virgen se encuentra en el altar mayor del templo para presidir sus cultos. Es del siglo XIX y se desconoce su autor.


Seguimos con enseres pertenecientes a la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina, empezando por una saya de terciopelo rojo bordado en oro por José Joaquín Moreno Gutiérrez en 1993; varios cirios votivos decorados por jóvenes artistas que se encienden durante la Protestación de Fe en la que se realiza el voto en defensa del dogma de la Asunción de María, algo que la hermandad lleva a cabo desde 1903; y la fórmula de la Protestación de Fe dentro de unas pastas de terciopelo azul con apliques de orfebrería.





Sobre estos enseres se encuentra un manto de la Hermandad de la Anunciación de Juan XXIII, de raso blanco bordado en oro del siglo XIX. Fue donado por una de las camareras de la Virgen y se utiliza para sus cultos internos.



A su lado, se muestra el sillón de madera de caoba tallada, del siglo XIX, donde se coloca al Niño Jesús durante el besamanos a la Virgen del Rosario de la Hermandad del Carmen de Santa Catalina. Mientras la Madre recibe los besos de los fieles, el Niño espera sentado junto a Ella.


En otra vitrina, podemos ver enseres de la Hermandad del Rosario de los Humeros. En concreto, se exponen una vinajeras de plata cincelada y repujada del siglo XIX y de autor desconocido, y un cáliz del mismo material y la misma época.



Otro cáliz, éste de la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina, se expone a su lado. Es del siglo XVIII y está labrado en plata cincelada, repujada y sobredorada.


Igualmente, se expone un copón de la Hermandad de la Virgen de la Alegría de plata cincelada y repujada de autor anónimo (1829).


Pasamos a otra vitrina, donde se nos muestra en primer lugar una corona de plata cincelada y repujada del siglo XIX, que ha sido restaurada en este 2014 por parte del taller de Jesús Domínguez, y que pertenece a la Virgen del Carmen de Calatrava.


A la misma imagen corresponden unos pendientes y una cruz de diversos materiales preciosos realizados en el siglo XX.


Seguimos con una demanda de plata cincelada y repujada, de autor desconocido y de 1752. Pertenece a la Hermandad del Rosario de los Humeros.


A su lado se expone la corona de salida de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, obra de 1961 de la joyería El Regulador, de Barcelona, donde Eladio García de la Borbolla la adquirió para la Hiniesta, siendo adaptada por el orfebre Manuel de los Ríos. Es de oro cincelado y pedrería, y fue la corona que se le impuso a la Virgen en la Coronación Canónica de 1974.


Vemos también las coronas que se colocan en el cuadro de la Virgen del Carmen de la Hermandad del Puente de Triana cada 16 de julio. Son de oro cincelado y repujado.


Terminamos con una corona de camarín de la Virgen de la Alegría realizada en plata con un diseño muy similar al de la corona de salida, y un relicario que se sitúa delante del paso de la Divina Pastora de Santa Marina.



Aquí terminan los enseres de hermandades, pero no la exposición, ya que la organización ha tenido a bien incluir un pequeño homenaje a la memoria de Juan Martínez Alcalde, incansable investigador de las hermandades de gloria que falleció, tras una complicada enfermedad, el pasado 15 de octubre. En una vitrina se han colocado algunos de los libros que dedicó al mundo de las cofradías, así como miniaturas de pasos que él mismo creaba.






Las hermandades de gloria, que tanto deben su actual auge a la labor de Juan Martínez Alcalde, han vuelto, un año más, a mostrar la riqueza de su patrimonio cuando son ya muy pocas las cofradías que quedan por salir a las calles en este año 2014.

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