Esto ha sido así porque el Nazareno, que vestía la túnica de salida, bordada en oro sobre terciopelo morado, ha estado ubicado al fondo del presbiterio de la Iglesia de San Antonio Abad, con las manos atadas por un cordón morado y sin la cruz que ha llevado en años anteriores.
Un gran cortinaje rojo ocultaba por completo el retablo principal del templo. Delante había un alto dosel de cultos ante el que se situaba el Nazareno de Francisco de Ocampo, que estaba flanqueado por los ángeles mancebos que le acompañan en su paso cada Madrugá con sendos faroles en las manos.
Las tres tallas estaban elevadas sobre una estructura que simulaba una especie de faldones con sendas frases bíblicas en los extremos. A la izquierda, en latín se leía "No clamará ni alzará su voz, ni hará oír su voz en la calle" (Isaías 42,2); y a la derecha, "El espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres" (Lucas 4,18).
Un friso de flores moradas, principalmente lirios, conformaba el exorno de esta estructura, flores que también estaban repartidas en varios centros y en jarras del paso de palio de la Virgen de la Concepción, tanto de forma cónica como bicónica.
Veíamos también dos candelabros de plata con cera morada, dos reposteros morados con la heráldica de la hermandad enmarcados en madera dorada de estilo rocalla, siete lámparas que colgaban del techo y, a un lado, la bandera concepcionista, la espada y el cirio votivo.
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