martes, 6 de octubre de 2015

LA OBRA SEVILLANA DE MONTAÑÉS EN LA FOTOGRAFÍA DE FRAN SILVA


La sede de la Fundación Cajasol acogió hasta el pasado 3 de octubre una exposición fotográfica dedicada al cuarto centenario de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión titulada "La obra sevillana de Montañés en la fotografía de Fran Silva", que se complementó con la proyección del documental "Montañés, Tiempo de Pasión" en el mismo edificio.
La exposición reunió fotografías de gran calidad de obras de Juan Martínez Montañés existentes en Sevilla, detallando la historia, la fecha de ejecución y los distintos avatares por los que ha pasado cada una de estas imágenes y retablos que el imaginero de Alcalá la Real dejó en la capital hispalense.
Un total de 16 paneles fotográficos colocados entre las columnas del patio central del edificio de la antigua Audiencia de Sevilla, en la Plaza de San Francisco, conformaban esta muestra que comenzaba, según el sentido de la visita, con el Niño Jesús del Sagrario (1606) y la talla de San Cristóbal (1597) de la Iglesia del Salvador.


Seguía la muestra con la Inmaculada de la Catedral, conocida como "La Cieguecita" (1628-1631), y el Cristo de la Clemencia o de los Cálices (1603-1606).


A su lado, se pudo ver el retablo y las imágenes realizadas por Montañés para la Capilla del Reservado del Monasterio de San Isidoro del Campo, de Santiponce (1609-1613).


Para el mismo monasterio también realizó Montañés el retablo mayor (1609), en el que participaron algunos de sus colaboradores, como Juan de Mesa, Francisco de Ocampo, Francisco de Villegas o Juan de Oviedo el Mozo.


Los cuatro paneles situados frente a la puerta de entrada al edificio se dedicaban a Nuestro Padre Jesús de la Pasión (1610-1615), y en ellos se explicaba la historia de la imagen y de la hermandad, así como las características estilísticas de una talla que sirvió de modelo para los nazarenos posteriores.





Seguía el repaso de la obra sevillana de Montañés con el retablo de las Dos Trinidades de la Parroquia de San Ildefonso (1609) y el Cristo de los Desamparados del Convento del Santo Ángel (1617).


A continuación, veíamos el retablo del Bautista de la Iglesia de la Anunciación (1610), aunque procedente del Convento de Santa María del Socorro, cuyas religiosas concepcionistas franciscanas se vieron obligadas a venderlo al Estado en 1972 para conseguir fondos, acabando en la Universidad de Sevilla, que lo colocó en el templo de la calle Laraña.


En el siguiente panel se veía la Inmaculada Concepción del Hospital de los Venerables (1621-1626) y la imagen de San Ignacio de Loyola de la Iglesia de la Anunciación (1610).


Al Convento de Santa Paula pertenecen las tallas de San Juan Evangelista (1637) y San Juan Bautista (1638) que veíamos en el siguiente panel. Estas imágenes ocupan retablos de Alonso Cano y Felipe de Ribas, respectivamente.


Los mismos Juanes aparecen en sendos retablos del Convento de San Leandro. San Juan Bautista es de 1622 y San Juan Evangelista de 1633. El Evangelista ocupa un retablo en cuya talla colaboraron Francisco de Ocampo y Juan de Oviedo.


El Museo de Bellas Artes alberga otra imagen de Martínez Montañés; en este caso, Santo Domingo Penitente (1605-1609), que procede del desaparecido Convento de Santo Domingo de Portaceli. Junto a esta talla, se veía en un panel la imagen de San Juan Bautista (1604) del Convento de Santa Ana, aunque podría haberse tallado inicialmente para el hoy inexistente Convento de Belén.


Por último, veíamos el relieve de San Juan en la Tina, procedente del desaparecido convento dominico de Monjas de la Pasión y que hoy se conserva en el Museo de Bellas Artes, donde también se encuentra la talla de San Bruno (1634) realizada para el Monasterio de Santa María de las Cuevas, en la Cartuja.


El último panel era un texto de Manuel Jesús Roldán que comienza con las palabras del mercedario Fray Juan Guerrero, a través de cuyo testimonio sabemos que el Señor de Pasión fue realizado por Martínez Montañés.


En definitiva, ha sido una muestra muy interesante para conocer otras obras realizadas para Sevilla por el imaginero jiennense que pasó a la historia con el apelativo del "dios de la madera", muy desconocidas seguramente para numerosos sevillanos y cofrades.





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