miércoles, 28 de octubre de 2015

TRASLADO DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE MONTE-SIÓN A LA IGLESIA DE SAN PEDRO


Este domingo tuvo lugar la función principal de instituto de la Hermandad de Monte-Sión, que se celebró en la Parroquia de San Pedro, como culminación al septenario en honor a la Virgen del Rosario, que se desarrolló en la propia capilla de la hermandad para que la dolorosa estuviera en su casa cuando fuera visitada por la Virgen de la Hiniesta en su procesión extraordinaria del sábado.
Así pues, al día siguiente, la Virgen del Rosario fue trasladada en andas hasta San Pedro para la función principal, oficiada por el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Marcelino Manzano.
A las doce del mediodía se abrían las puertas de la Capilla del Rosario para la salida del breve cortejo, que tuvo que esperar a que una caravana de matrícula extranjera pasara por delante del pequeño templo, y que estuvo formado por cruz alzada y ciriales, estandarte corporativo y cuerpo de acólitos, antes de las andas con la dolorosa de esta cofradía del Jueves Santo.
La Virgen del Rosario llevaba manto de camarín negro bordado en oro y la saya blanca de Sobrinos de Caro, además de la corona de salida. Además, en el pecherín lucía la cruz pectoral de Orfebrería Andaluza con reliquias de Santa Ángela de la Cruz y Santa María de la Purísima, un puñal y la réplica de la Medalla de la Ciudad. Por otra parte, llevaba en la mano izquierda dos rosarios, mientras que en la derecha tenía un pañuelo, la medalla de la hermandad y otro rosario.
Nada más salir a la Plaza de Monte-Sión, la Virgen del Rosario se dirigió hacia la calle Laurel, para seguir después por Castellar y Espíritu Santo.
















































Tras salir de la estrechez de la calle Espíritu Santo, la Virgen del Rosario tomó la calle Santa Ángela de la Cruz rodeada de bastante público alrededor de las andas, que estaban adornadas con un friso de claveles blancos e iluminadas con dos faroles de plata.
A su paso por el Convento de las Hermanas de la Cruz, la Virgen se volvió ante las religiosas, que le dedicaron un cántico, antes de continuar hacia San Pedro, templo en el que entró por la puerta que da a la calle Santa Ángela, a los pies de la nave central.
































Cuando entró en San Pedro, comenzó el rezo de diversas oraciones mientras la Virgen del Rosario recorría la nave del Evangelio del templo, deteniéndose ante las capillas de las hermandades del Cristo de Burgos y de la Virgen del Pilar.
Posteriormente, las andas fueron colocadas en el presbiterio de la parroquia, tras la mesa del altar y a los pies del retablo mayor, cubierto completamente con un cortinaje rojo que oculta los andamios que se han levantado recientemente para su restauración.












Finalizada la celebración de la Eucaristía, en la que se incluyó la entrega de recordatorios a los hermanos que cumplían 25, 50 y 75 años como miembros de la corporación, la Virgen del Rosario emprendió el regreso a su capilla de la calle Feria, pasando en esta ocasión por San Juan de la Palma, Madre María de la Purísima y Aposentadores.

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