lunes, 25 de enero de 2016

LA PAZ DEL PORVENIR, EN BESAMANOS


María Santísima de la Paz ha permanecido expuesta en besamanos durante toda la jornada de este domingo, que ha coincidido precisamente con el día de su festividad. Para este culto, la dolorosa de Antonio Illanes estaba en el presbiterio de la Parroquia de San Sebastián, ante el dosel de cultos de la hermandad.
La Virgen de la Paz estaba elevada sobre una fina peana de plata, vestida con el manto de tisú bordado en plata por Sucesores de Esperanza Elena Caro en 2009 con motivo del 70 aniversario de la corporación. Asimismo, lucía la saya de Manuel Solano, bordada también en plata sobre tisú y estrenada en 2014, la toca de sobremanto de Fernández y Enríquez (1997), bordada en hilo de plata sobre malla, y la corona de salida, de plata de ley, obra de Juan Fernández (1941).
Por otro lado, hay que indicar que tenía fajín militar y una cruz pectoral, mientras que sujetaba con la mano izquierda un rosario y la ramita de olivo de plata, y daba a besar la derecha.
Detrás, dos de los ángeles del paso de misterio, tallados por Francisco Buiza en 1954, sostenían los extremos del manto. Flanqueaban a la dolorosa dos de las jarras del paso de palio con claveles blancos, elevadas sobre pequeñas columnas de base cuadrada forradas de damasco rojo.
Finalmente, a ambos lados del dosel de cultos se colocaron sendas mesas de madera tallada y dorada que sujetaban un total de dieciocho candeleros del paso de la Virgen de la Paz y otras dos jarras también con claveles blancos, flores que estaban repartidas en diferentes puntos del altar. Además, había un gran centro de rosas delante de la dolorosa.

























Durante la celebración del besamanos, en la Capilla Sacramental del templo ha estado en solitario Nuestro Padre Jesús de la Victoria entre centros de flores blancas y seis candeleros, y vestido con la túnica bordada en oro sobre terciopelo rojo por Manuel Solano en 2011, según diseño de Fernando Aguado.



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