martes, 2 de febrero de 2016

LA OSCURIDAD DEL BESAPIÉ AL CRISTO DE LA PROVIDENCIA DE LOS SERVITAS


Adentrarse en la Capilla de los Dolores, de la Hermandad de los Servitas, durante el besapié al Santísimo Cristo de la Providencia, es llegar a un lugar prácticamente a oscuras, sólo iluminado por los cirios y faroles color tiniebla que rodeaban a la imagen este domingo.
Es un besapié, por ello, con una escenografía muy particular, a lo que también contribuían los cantos gregorianos que sonaban por la megafonía del pequeño templo.
Allí, en medio de la capilla, estaba colocado el Cristo de la Providencia, tumbado en una estructura cubierta por un paño que sólo la brevedad de la luz del flash de las cámaras revelaba su verdadero color: azul oscuro.
Sin la Virgen de los Dolores sosteniéndolo en su regazo, el cuerpo inerte de Cristo aparecía solo, rodeado por cuatro cirios y flanqueado por grandes blandones dorados. Detrás, a los pies del retablo de la capilla, se situaban los cuatro faroles de plata de su paso, y a lo largo de todo el montaje se desplegaba el sencillo exorno floral, a base de claveles rojos.
Finalmente, en el retablo, la Virgen de los Dolores sujetando una corona de espinas, mientras que a ambos lados se encontraban San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, todos ellos iluminados por los cirios de unos candeleros de plata.









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