domingo, 14 de febrero de 2016

RÁPIDO TRASLADO DE LA PIEDAD DEL BARATILLO HASTA LA CARIDAD


La lluvia sorprendió anoche a los hermanos del Baratillo cuando el traslado de la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia hasta la Iglesia de San Jorge, del Hospital de la Caridad, para la celebración de la función prevista para la mañana de este domingo, estaba a punto de llegar a su fin.
A eso de las nueve menos cuarto de la noche comenzaba este breve traslado. Salían a la calle entonces la cruz alzada y los ciriales, seguidos por hermanos con cirios azules separados en dos tramos, el segundo más pequeño que el primero, por el estandarte corporativo. Detrás iba la presidencia, la Escolanía de María Auxiliadora y el cuerpo de acólitos.




Sobre sus andas, la Virgen de la Piedad, vestida de hebrea, y el Cristo de la Misericordia buscaban la Caridad por Adriano, Antonia Díaz, Techada y Pavía. Delante de la Capilla del Rosario, de la Hermandad de las Aguas, las anchas andas, iluminadas por cuatro guardabrisones y exornadas con claveles rojos, se detuvieron ante la representación de la cofradía del Lunes Santo, para continuar sin pausa hasta su destino.
Tanto el capataz del paso de la Piedad, Julián Huertas, como el del paso de palio de la Virgen de la Caridad, Rafael Díaz Talaverón, condujeron en algún momento las andas durante este pequeño recorrido.












La lluvia comenzó a apretar algo más en uno de los momentos más críticos, como es el proceso de atravesar la reja que da acceso al recinto del Hospital de la Caridad. Justo en ese preciso instante, Jesús Heredia se permitió cantarle una saeta a la Virgen de la Piedad.
A continuación, los hermanos que portaban las andas consiguieron salvar la mencionada dificultad avanzando con todo el peso sujeto por los antebrazos. La llovizna continuaba y llegaron los nervios a algunos de los presentes, que avisaban de que la entrada en el templo de San Jorge se iba a realizar de un tirón, subiendo sin detenerse las escaleras que conducen hasta éste.
Aquí hubo un mayor nerviosismo, debido a la dificultad de la maniobra y las voces que daban algunos de los presentes alertando de la persistencia de una llovizna que en ningún caso se pudo considerar una amenaza para el patrimonio. De hecho, alguien trató de imponer un poco de cordura al histerismo irracional que parece apoderarse de determinadas personas cuando caen dos gotas y gritó: "¡Tranquilos, que sólo es agua!".
Finalmente, el grupo escultórico de la Piedad baratillera alcanzó el interior de la impresionante iglesia de la Santa Caridad y quedó instalado en el lado derecho del presbiterio, desde el que el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Marcelino Manzano, que había acompañado a la Piedad durante todo el trayecto, dirigió las oraciones finales.

















El traslado de regreso a la Capilla de la Piedad está previsto para la una del mediodía, tras la función principal de instituto que, como todos los años, tiene como escenario la monumental Iglesia de San Jorge.

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