martes, 23 de febrero de 2016

REPUESTA AL CULTO UNA REJUVENECIDA MARÍA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE


La Sevilla cofradiera ha podido redescubrir en días pasados a una imagen que prácticamente estaba oculta tras años de acumulación de suciedad que había ennegrecido su policromía, debido al polvo y al humo de las candelerías. Se trata de María Santísima del Dulce Nombre, que tras regresar a San Lorenzo, estuvo expuesta en besamanos durante el fin de semana.
De esta forma, los cofrades pudieron admirar el magnífico trabajo de Carmen Bahima, que tras realizar una alabada restauración de la talla de Nuestro Padre Jesús ante Anás el año pasado y de San Juan Evangelista durante varios meses de 2015, ha hecho lo propio con la dolorosa entre el pasado mes de noviembre, en que fue retirada del culto, y este mes de febrero.
Era quizá la imagen que se encontraba en peor estado de las tres. El oscurecimiento de la policromía era muy evidente, y mucho más en cultos como el besamanos o el rosario de la aurora de cada mes de septiembre, en cuyo traslado de regreso habitualmente el sol del mediodía ilumina de lleno su cara.
Con esta restauración de Carmen Bahima, ha vuelto a San Lorenzo la talla de las antiguas fotografías, con una policromía mucho más clara y una fisonomía en la que son más evidentes los característicos rasgos de las dolorosas de Antonio Castillo Lastrucci, siendo ésta, la del Dulce Nombre, la primera que salió de sus manos en 1924.
En concreto, la labor de la restauradora ha consistido en una limpieza de la cara y las manos de la dolorosa, que además de la suciedad acumulada de forma generalizada, contaba con repintes fundamentalmente en la zona de los ojos y la boca. También se han limpiado las pestañas y, al margen de las actuaciones de limpieza, ha habido una sustitución del candelero y del busto de la talla.
Durante el besamanos de carácter extraordinario celebrado en el presbiterio de San Lorenzo, y no en su capilla, como es habitual, la Virgen del Dulce Nombre estuvo vestida con el manto de salida, así como con la saya rosa bordada en oro del taller de Sobrinos de Caro y la corona que cada Martes Santo luce sobre su cabeza en el paso de palio.
Estaba elevada sobre una doble peana de madera tallada, dorada y policromada y colocada entre blandones dorados con cirios blancos y sencillas jarras plateadas del mismo color. Detrás, estaba la imagen de Jesús ante Anás, colocado ya para presidir el quinario en su honor que se está celebrando durante esta semana.
























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