domingo, 8 de mayo de 2016

UN BREVE TRASLADO DENTRO DEL TEMPLO SUSTITUYÓ A LA SALIDA DE LA SALUD


Pocos minutos pasaban de las siete y media de la tarde, hora fijada para la salida, cuando el hermano mayor de la Salud de San Isidoro, Francisco José Muñiz, tomaba la palabra en el interior del templo para anunciar que se suspendía la salida procesional por la lluvia.
Las predicciones meteorológicas eran malas y, de hecho, la lluvia iba y venía en ocasiones con bastante fuerza. No había otra opción y, con resignación, indicó que al menos el paso se iba a mover para su traslado desde el presbiterio, donde se encontraba preparado para la salida, hasta los pies del templo, ante la puerta que da a la calle Luchana.
La Banda de Música del Carmen de Salteras entró también y ocupó la nave de la Epístola para acompañar con algunas marchas este breve traslado. Antes incluso de que se levantara el paso, la banda comenzó a tocar "Esperanza Macarena", seguida de "La Estrella Sublime" y "Coronación de la Macarena".
Esta última composición sonó ante la representación de la Hermandad de San Isidoro, que con su estandarte corporativo estuvo acompañando a su cofradía hermana. El paso de la Virgen de la Salud se volvió incluso ante la capilla donde reciben culto el Señor de las Tres Caídas y la Virgen de Loreto y se detuvo, momento en que se produjo un relevo de costaleros para que, de esta forma, todos pudieran llevar sobre sus hombros, al menos durante unos instantes, a la Virgen de la Salud.
El capataz, Juan José Badía, mandó levantar el paso a pulso y, a continuación, la Virgen, que estrenaba la toca de sobremanto, bordada en oro sobre tisú por Enrique Carrascal, siguió hacia su cercano destino mientras la Banda del Carmen tocaba "El Corpus", última marcha que sonó en el interior de San Isidoro.
























Cuando la banda concluyó su labor, el paso de la Virgen de la Salud giró en silencio para situarse mirando hacia el altar mayor. Por último, se rezó el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria por los hermanos difuntos, y se cantó la Salve, poniendo así fin a todo lo que pudo dar de sí esta salida frustrada de la Salud de San Isidoro.


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