martes, 26 de septiembre de 2017

LA DOLOROSA DEL CERRO DEL ÁGUILA OFRECIÓ SUS MANOS A LOS DEVOTOS


Nuestra Señora de los Dolores, de la Hermandad del Cerro, ofreció sus manos a los devotos desde el pasado sábado y hasta ayer, lunes, una vez finalizados los cultos celebrados en su honor. Para ello, la dolorosa fue situada en el presbiterio alto de la parroquia que lleva su nombre, vestida con manto de terciopelo burdeos bordado en oro y la saya de tisú de oro con bordados del mismo metal, obra de Francisco Carrera.
La Virgen de los Dolores lucía la corona de oro de su Coronación Canónica y sobre el pecherín únicamente el corazón de oro con siete dagas de oro blanco, brillantes y zafiros, y la llama de oro y rubíes, obra de Joyería Ignacio que fue donada a la imagen por suscripción popular en 1990. Además, tenía un rosario en la mano izquierda mientras que daba a besar la derecha.
Una peana de madera dorada y policromada con pequeños espejos elevaba la altura de la Virgen, que a su lado tenía a los ángeles ceriferarios de su paso de palio y más hacia los extremos dos jarras también del palio con flores blancas colocadas sobre sendos pies de base cuadrada de madera policromada decorada imitando al mármol. Además, había una gran alfombra con el escudo de la hermandad y varios centros florales repartidos por el altar, entre ellos los donados por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol y por las hermandades de la Paz, Padre Pío y el Rocío del Cerro.
Al fondo, cubriendo parcialmente el retablo mayor del templo, veíamos, ante un gran cortinaje de damasco rojo, un dosel hecho a partir del techo del palio y unas cresterías laterales de madera dorada. Y delante, colocados de forma escalonada, había un gran número de candeleros con cera blanca, además de otras jarras y centros florales.





























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