miércoles, 27 de diciembre de 2017

SAN JUAN, COMO SIEMPRE, JUNTO A LA VIRGEN MARÍA EN EL DÍA DE SU FESTIVIDAD


Si la Virgen María es nuestra Madre, la de todos, es gracias a una de las palabras de Jesús en la cruz, cuando mirándola le dijo "Madre, ahí tienes a tu hijo", y después miró a San Juan Evangelista y dijo "Hijo, ahí tienes a tu madre". San Juan, en ese mismo momento, nos representó absolutamente a todos, ya que todos los hijos de Dios nos convertimos a partir de entonces también en hijos de María.
Hoy, 27 de diciembre, tiene lugar la celebración de la festividad de San Juan Evangelista, el Discípulo Amado, el hermano de Santiago el Mayor, quien precisamente vino a tierras españolas a evangelizar a sus habitantes. San Juan fue además, junto a San Pedro, el primero de los apóstoles que visitó el sepulcro vacío de Jesús al tercer día de su muerte tras el aviso dado por la Magdalena.
Es sabido, además, que a San Juan se le representa acompañado de un águila, ya que cada uno de los cuatro evangelistas tiene un símbolo que le es propio: Marcos, el león; Lucas, el buey; Mateo, un niño; y Juan, el águila. La explicación a este símbolo es que su evangelio es el más elevado, entendido como el más cercano a la teología, a lo abstracto y, por ello, de más difícil comprensión.
Pero además, también es habitual ver a San Juan representado con un cáliz en la mano (ver), del que en ocasiones se ve cómo sale una serpiente. Esta simbología está relacionada igualmente con el emblema habitual de las farmacias, debido a la coincidencia etimológica de las palabras "veneno" y "medicamento". En Éfeso, donde San Juan predicó y acabaría muriendo tras pasar por Samaría y Antioquía, alguien le ofreció una copa con vino envenenado. Sin embargo, sobrevivió a esta trampa y el veneno acabó saliendo de la copa en forma de serpiente.
No fue la única vez que intentaron matar a San Juan, dado que, estando en Éfeso durante la persecución a los cristianos del emperador Domiciano, fue detenido y enviado a Roma, donde resultó ileso tras ser metido en un caldero de aceite hirviendo. El emperador, derrotado, decidió desterrarlo a la isla de Patmos, desde la que regresó a Éfeso. Allí, ya en tiempos del emperador sevillano Trajano, murió en el año 101.
Sirvan estas líneas para ensalzar al discípulo a través del cual Jesús nos hizo hijos de su propia Madre. Hoy, como desde hace unos días, en la Parroquia de San Lorenzo podemos ver a San Juan Evangelista precisamente al lado de la Virgen del Dulce Nombre en su camarín, como ocurre cada Martes Santo bajo su paso de palio.
Hoy, como aquel primer Viernes Santo de la historia en el Calvario, el Discípulo Amado permanece al lado de nuestra Madre.





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