domingo, 15 de abril de 2018

SÁBADO SANTO 2018: LA LLUVIA DIO PASO AL SOL EN UNA JORNADA TRANQUILA

El Sábado Santo todo sabe a despedida, en la última tarde-noche de cofradías en las calles de Sevilla; hermandades que se pueden ver con tranquilidad, al ser sólo cinco y con números asequibles de nazarenos. Este año fue el día en que regresó el sol (no la hermandad, que también, sino el astro rey), tras la lluvia y la incertidumbre del Viernes Santo.
El otro Sol, con mayúscula, inauguró la jornada desde su barrio del Plantinar a partir de la una menos cuarto del mediodía, única hermandad en la calle hasta que a las tres y diez se abrieron las puertas de la Basílica de María Auxiliadora para la salida de la Hermandad de la Trinidad. Una salida en dos etapas: del templo a la calle interior, dentro de las dependencias salesianas, y de dicha calle a la Ronda Histórica, por la que pocos minutos después, bajo un cielo tranquilizadoramente azul con alguna nube blanca adornando, avanzaba ya la cruz de guía de la cofradía trinitaria.


Tras un tramo no muy largo de nazarenos, asomaba ya el primero de los pasos, el de la alegoría del Sagrado Decreto de la Santísima Trinidad. La hermandad ha tenido el acierto de repartir por las calles pequeños dípticos que explicaban el contenido de este misterio, su explicación y las imágenes que lo conforman. Una buena iniciativa porque basta escuchar algunas versiones particulares sobre el paso dadas por la gente en las calles, y a veces por parte incluso de algunos medios, para entender lo necesario de facilitar la correcta lectura de este paso alegórico.
Se trata del supuesto momento (hay que insistir en que es una alegoría, algo simbólico y no real) en que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo acuerdan que el Hijo se haga hombre para la salvación del mundo; todo ello en presencia de los cuatro padres de la Iglesia occidental (San Gregorio, San Ambrosio, San Jerónimo y San Agustín), la Iglesia dormida a la espera de su creación, la Fe, el arcángel San Miguel matando un dragón como símbolo del pecado y el pequeño ángel que simboliza el Amor Divino y que dispara una flecha hacia el corazón de Dios Hijo, quien acepta su entrega y su sufrimiento por el bien de la humanidad.
Como es costumbre, aunque algún año ha habido alguna modificación, el exorno floral de este paso, al que acompañaba la Banda Cornetas y Tambores de las Cigarreras, estaba adornado con flores blancas; en concreto, con anthurium, claveles y azucenas. A las órdenes de Juan José Gómez como capataz, el Sagrado Decreto comenzó a avanzar por la Ronda para entrar en el centro histórico por la calle Mateos hacia la Puerta Osario.
Hay que destacar el estreno del bordado de la parte de malla de los respiraderos en su parte frontal y trasera, a falta del bordado de los costeros en los próximos años. Mariano Martín Santonja ha sido el encargado de esta labor, siguiendo el diseño de Antonio J. Dubé de Luque, autor de algunas de las tallas que figuran en este paso.























También había novedades en los respiraderos del paso del Cristo de las Cinco Llagas y la Virgen de la Concepción. En este caso, los Hermanos González han concluido este año el dorado completo del paso, obra de los Hermanos Caballero. La actuación de dorado ha finalizado con los respiraderos laterales, con lo que queda completo este paso que se estrenó en 2011, aunque ese año la cofradía no salió por la lluvia (ver).
Tras atravesar el arco rematado por un retablo cerámico de María Auxiliadora, salió a la Ronda el paso de misterio de la hermandad a los sones de la marcha "La Pasión", a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas de Triana. El crucificado de las Cinco Llagas salió hundido en el cajillo, hasta que recuperó su altura normal tras detenerse prácticamente en la confluencia con la calle Madre Isabel de la Trinidad.
Claveles rojos de un tono muy vivo adornaban este paso en el que la Virgen de la Concepción ha vuelto a salir con su diadema dorada, que recuperó en 2017 después de salir varios años con una cedida por la Hermandad de los Gitanos. Ella, junto a San Juan, las tres Marías y José de Arimatea, espera al pie de la cruz para recibir el cuerpo de Jesús, cuyo descendimiento prepara desde la parte superior Nicodemo.































Por último, cerraba la cofradía el paso de palio de Nuestra Señora de la Esperanza, advocación que, en este caso, supone el mejor enlace entre la muerte y la resurrección de Jesús. Se trata de uno de los palios más interesantes de la Semana Santa sevillana, sin olvidar la imprescindible imagen de la dolorosa, obra de Juan de Astorga a la que le faltan apenas dos años para cumplir dos siglos de existencia.
Claveles blancos componían el exorno floral de este paso de palio de anchas caídas de terciopelo verde bordadas en oro, como el techo y el manto. Hay que mencionar también la corona de oro, que es la que el Cardenal Carlos Amigo le impuso en 2006 durante la ceremonia de la Coronación Canónica.
En la Ronda por la que la Esperanza Trinitaria comenzaba su larga estación de penitencia sonaron tras el paso de palio las marchas "Virgen de las Aguas" y "La Esperanza de Sevilla", a cargo de la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva de Salteras.

























La calle Alfonso XII y una esquinita de la Plaza del Duque suponen las únicas opciones para ver el cortejo al completo de la Hermandad del Santo Entierro para quienes no tienen silla en la carrera oficial, ya que a partir de la Catedral queda únicamente el acompañamiento de las cofradías del resto de jornadas junto a los propios nazarenos de la hermandad que tiene su sede en San Gregorio.
El cortejo completo es aburrido a más no poder. Año tras año sigo incapaz de verle el interés a la contemplación de hombres y mujeres trajeados en representación de la Sevilla oficial andando unos detrás de otros.
Lo que ocurre es que para los que no tenemos (ni queremos) silla en la carrera oficial, Alfonso XII y el Duque son también la única posibilidad de ver la cofradía con luz solar. Así las cosas, este año tocaba coger sitio junto a la Iglesia de San Antonio Abad, de la que precisamente sale tanta representación trajeada, para ver, a partir de las siete de la tarde, la cofradía que tiene unos nazarenos muy particulares, con sus túnicas negras de capa arrastrando y sus capirotes bajitos.
Pero para particular, el paso alegórico del Triunfo de la Santa Cruz, conocido popularmente como la Canina, donde la muerte, representada en ese esqueleto tallado por Antonio Cardoso Quirós en 1691, se sienta derrotada sobre el mundo después de que, como dice el sudario negro de uno de los brazos de la cruz, la muerte de Cristo venciera a la muerte como eliminación definitiva de la vida.
Es el triunfo de la cruz como instrumento de redención y de vida eterna. Hay quien no entiende, por ejemplo, que hasta seis ciriales antecedan a este paso de corte gótico. Eso es porque le dan todo el protagonismo a la Canina. Pero no. La protagonista es la cruz, el instrumento salvífico de toda la humanidad gracias a ese Dios Hijo que veíamos antes en el Sagrado Decreto, y a su aceptación del sacrificio por toda la humanidad.














Detrás de la Canina, la representación de las diferentes hermandades que desde el Viernes de Dolores hasta el Viernes Santo componen la nómina de la Semana Santa sevillana. Como son mayoría las que acudieron con sus estandartes corporativos, es más fácil enumerar a las cofradías que no participaron en el cortejo: Corona, Cena, San Roque, Santa Marta, Vera-Cruz, Penas, Aguas, Javieres, Estudiantes, Bofetá, Lanzada, Cristo de Burgos, Quinta Angustia, Pasión, Silencio (aunque la representación estuvo en la puerta de su templo), Gran Poder, Calvario, La O, San Isidoro y Mortaja.


El segundo paso, el de la Urna, venía después, con el Cristo Yacente de Juan de Mesa presidiendo un altísimo paso de madera dorada que sigue igualmente el estilo gótico que impera en toda la cofradía, tanto en sus pasos como en su altar de insignias. Cuenta este paso con un doble acompañamiento, dado que delante va la Coral Polifónica, mientras que detrás, siguiendo a la guardia romana que viste trajes adquiridos a los estudios Cinecittà de Roma, se sitúa la Banda Sinfónica Municipal que dirige Francisco Javier Gutiérrez Juan y que interpretó la marcha "Amarguras" desde la misma calle Alfonso XII hasta la Plaza de la Campana. Las marchas que interpreta, por cierto, no se interrumpen en ningún momento, algo que ya podrían aprender otras formaciones y otras hermandades.
Clasicismo en el exorno floral del paso de la Urna: tras la hiedra del Triunfo de la Santa Cruz, claveles rojos para el Yacente, tanto en el friso como en las jarras, estando en éstas colocados de forma cónica.
















Delante del tercer paso de la Hermandad del Santo Entierro se sitúa el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, acompañado por el alcalde, Juan Espadas, y por el hermano mayor, José María Domínguez-Rodiño, que no viste la túnica de nazareno.


Finalmente, salía de San Gregorio el paso del Duelo, donde María Santísima de Villaviciosa recibe el pésame de San Juan, María Magdalena, María Salomé, María Cleofás, José de Arimatea y Nicodemo. La dolorosa, obra de Cardoso Quirós de 1691, ha salido este año de nuevo con su diadema procesional, después de llevar el año pasado un nimbo. Y tanto ella como el resto del misterio, obra de Juan de Astorga de 1829, salieron un año más con sus características prendas bordadas con diseños geométricos característicos del siglo XIX, antes de la eclosión del bordado desde finales de la misma centuria y a lo largo del XX.
Este año ha sido la Banda del Ejército de Tierra la que ha acompañado al paso de la Virgen de Villaviciosa, cerrando el cortejo de la cofradía un buen número de soldados portando sus armas a la funerala por la muerte de Jesús.
















Entraba en carrera oficial la Hermandad del Santo Entierro, seguida de la Soledad de San Lorenzo, cuando la Hermandad del Sol ya había emprendido el camino de regreso a su barrio por la calle San Fernando y la Avenida de Carlos V. Era su recorrido de ida hasta que en 2016 estrenó su paso por el barrio de San Bernardo, convirtiéndose entonces las calles de ida en las de vuelta a casa.
Con su paso adornado con una variedad asilvestrada de flores moradas, el Varón de Dolores de la Divina Misericordia cruzaba la Pasarela del Prado de San Sebastián a los sones de la propia banda de cornetas y tambores de la hermandad. En este punto, hubo una dedicatoria de levantá a Quique, el hijo de un costalero y del que el capataz dijo que "es del Sol desde la cuna". El propio niño gritó "¡A ésta es!" y tocó el llamador.
El Varón de Dolores, tercer paso alegórico del día, no es un Resucitado, como algunos todavía siguen manteniendo, sino una iconografía simbólica muy antigua en la que Jesús muestra sus heridas y el instrumento de su muerte como llamada de atención a todos nosotros. Se trata de hacernos entender el enorme sacrificio del Señor únicamente por nuestra salvación.
Su autor, José Manuel Bonilla Cornejo, retocó hace un par de años la policromía de la imagen para dotarla de mayor expresividad, resaltando las heridas y oscureciendo en general toda la talla.
































Por su parte, el paso de palio de Nuestra Señora del Sol volvió a mostrar la escena de la Sacra Conversación, muy habitual en otros tiempos de la Semana Santa, estando acompañada por San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, imágenes todas ellas también de Bonilla Cornejo.
Este año el palio no ha presentado ningún estreno, después de las cartelas y espejos que se vieron por primera vez en 2017 en el interior de las caídas. Tampoco ha habido novedad en el bordado del exterior, donde falta bordar las caídas laterales, que tendrán que incluir cartelas pictóricas dedicadas a las hermandades de la Trinidad y el Santo Entierro, ya que la frontal recoge el momento de la Virgen con el cuerpo de Jesús en sus brazos, en homenaje a los Servitas, mientras que la trasera representa a María sola al pie de la cruz, como la Soledad de San Lorenzo.
Por otro lado, en el frontal del respiradero se colocó la rosa de pasión de la Cadena SER, distinción concedida este año al proyecto Fraternitas del Consejo General de Hermandades y Cofradías, que es una iniciativa de apoyo a la zona del Polígono Sur de la ciudad. La rosa de pasión ha pasado por las distintas hermandades que han contado con el acompañamiento de la Agrupación Musical Santa María de la Esperanza, vinculada al proyecto Fraternitas, que ha ido este año delante de la cruz de guía de la Hermandad del Sol.
Hay que lamentar un incidente ocurrido en la calle Camilo José Cela, durante el recorrido de ida de la hermandad, cuando en una levantá se desprendió la esquina delantera del costero izquierdo de la crestería, teniendo que hacer el resto del itinerario sin ella.
A su paso por el Prado, la Banda de Música Nuestra Señora del Sol interpretó tras el palio, que estaba adornado con rosas blancas, entre otras especies del mismo color, la marcha "Soledad franciscana", mientras que después sonó el "Ave María" de Schubert, con la que la Virgen del Sol se marchó por la Avenida de Carlos V camino del Plantinar tras su novena estación de penitencia a la Catedral.

























Anochecía cuando la Hermandad de los Servitas buscaba su templo, la Capilla de los Dolores, por la calle Doña María Coronel. Muy llamativo era el exorno floral del primero de sus pasos, el de Nuestra Señora de los Dolores y el Santísimo Cristo de la Providencia, a base de grandes rosas de color rojo.
Por tercer año ha salido tras el conjunto escultórico de José Montes de Oca la cruz con grandes apliques de plata que ha terminado de darle una personalidad muy singular a este paso que en los últimos años ha experimentado diferentes modificaciones, todas con Antonio J. Dubé de Luque como responsable artístico.
La Banda de Música Nuestra Señora del Águila, de Alcalá de Guadaíra, acompañaba a la Virgen de los Dolores, imagen de rostro muy dramático que sostiene el cuerpo inerte de Jesús nada más ser descendido de la cruz. La formación venía interpretando la marcha "Soleá, dame la mano", que fue interrumpida en la confluencia con la calle Dueñas, donde un hombre cantó una saeta desde un balcón. Antes de finalizar la saeta, los Villanueva mandaron que el paso se levantara y continuara hacia la calle Bustos Tavera.























Del propio Dubé de Luque es la imagen de María Santísima de la Soledad, al retocar profundamente una antigua dolorosa de Antonio Castillo Lastrucci. Va en un paso de palio diseñado completamente por el mismo imaginero y que este año presentaba un exorno floral a base exclusivamente de calas de color blanco.
Javier Pagés es el capataz del palio de la Soledad Servita, que recibió dos saetas en el mismo punto donde antes se le cantó a la Virgen de los Dolores. Después, se marchó hacia Bustos Tavera con "La muerte de Ases", a la que seguirían "Nuestro Padre Jesús" en la Plaza de San Marcos y "Jesús de las Penas" en la calle Vergara, camino del Convento de Santa Isabel. Las religiosas filipenses recibieron un año más la visita de los dos pasos de la cofradía vecina antes de regresar a su capilla en la calle Siete Dolores de Nuestra Señora.

























Completa la nómina del Sábado Santo la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, que tras realizar su estación de penitencia en la Catedral salía a la Plaza del Salvador desde Álvarez Quintero en dirección a la calle Cuna.
En completo silencio, pese a que hace dos años se llegó a plantear la posibilidad de incluir una banda de música tras el paso, opción rechazada por los hermanos, la Soledad hizo su aparición tras un amplio cortejo de nazarenos entre los que hay gran cantidad de niños.
La familia Ariza se encargó nuevamente de guiar el paso por las calles, cerrando así en San Lorenzo su Semana Santa. Rosas blancas adornaban el paso de la Soledad, a lo que hay que sumar las azucenas talladas en su característico canasto.
En la Plaza del Salvador, un joven ilustraba a su novia comentando que se trata de un paso que combina la iluminación propia de un paso de misterio, candelabros de madera dorada en las esquinas y costeros, con una candelería delantera propia de los pasos de palio. Es el único elemento de un palio que le queda a la Soledad, una de las dolorosas más antiguas de la Semana Santa, y de la que se considera que fue la primera en procesionar bajo un dosel, antecedente de los actuales pasos de palio.
Tras una parada en mitad de la plaza y otra más junto al quiosco situado en un extremo de ésta, la Soledad siguió con su habitual paso largo adentrándose en la calle Cuna en su camino de vuelta a la Parroquia de San Lorenzo.
























La Hermandad de la Trinidad ha ido reduciendo en los últimos años su estancia en la calle, no dilatando en exceso su vuelta a la Basílica de María Auxiliadora. Así las cosas, el paso del Sagrado Decreto estaba de vuelta en el templo a las doce y media de la noche del ya Domingo de Resurrección, mientras que el misterio del Cristo de las Cinco Llagas, para el que sonó como última composición "Silencio blanco", entraba una media hora más tarde.








De nuevo, la entrada de los dos primeros pasos y su cornetería habitual, despejó ligeramente la calle interna de las dependencias salesianas para la entrada del palio de la Virgen de la Esperanza. Para ella, la Banda de la Oliva de Salteras interpretó las marchas "Madrugá Macarena", "Estrella" y "Hosanna in excelsis", hasta que comenzó a sonar "Mi Esperanza" mientras el palio se acercaba a la puerta de la Basílica. Cuando entró, la banda interrumpió la marcha y tocó el Himno de España.













Eran las dos menos veinte de la madrugada cuando la Trinidad cerraba el Sábado Santo, sólo diez minutos más tarde de la hora oficial de entrada. Lejos quedan los tiempos en que la Esperanza se recogía alrededor de las dos y media; y eso sin que prácticamente haya cambiado el itinerario. Sólo hace falta que una hermandad tenga la intención de no entretenerse demasiado, para que así sea.

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