lunes, 8 de abril de 2013

JUEVES SANTO 2013: REENCUENTRO CON SIETE JOYAS

Desde 2010 Sevilla no vivía un Jueves Santo en condiciones. Los últimos dos años fue, de forma pareja al Martes Santo, una jornada completamente en blanco. Pero a diferencia de aquél, el día del amor fraterno se libró este año de la lluvia y sus siete hermandades, esas auténticas joyas a las que muchos ignoran llegado un momento de la noche para empezar a vivir la Madrugá antes de tiempo, pudieron realizar esas ansiadas estaciones de penitencia que la meteorología les robó dos años seguidos.
Cualquiera de las cofradías de esta jornada tiene un peso artístico, histórico y devocional que hace que sea injusto que sean consideradas prácticamente como teloneras de las seis que salen durante la noche. Junto con la del Viernes Santo, se trata de una jornada para saborear con calma, sin pensar tanto en lo que vendrá después. Hay que disfrutar de cada una de estas siete maravillas, estos siete tesoros que la ciudad se regala a sí misma... cuando no llueve. Por eso este año había que apurarla al máximo, desde la primera hasta la última hermandad.
Y la primera, según el programa de mano en el que se reflejaba el retraso general de los horarios en carrera oficial que por primera vez se iba a poner en práctica, es la Hermandad de las Cigarreras. A las tres de la tarde se ponía en camino por fin, desde la Capilla de la Fábrica de Tabacos que ya no es tal, esa cruz de guía dorada que iba precedida por la Banda de Cornetas y Tambores Columna y Azotes.


En poco más de un cuarto de hora asomaba por el dintel y se dejaba ya acariciar por los rayos del sol el primero de los pasos de la cofradía, el misterio de la Flagelación, con esa impactante imagen de Nuestro Señor Jesucristo sometido a la tortura de los azotes amarrado a la columna. Como ocurre invariablemente cada año desde el estreno de las nuevas tallas secundarias de José Antonio Navarro Arteaga en 2003, el paso estaba exornado con lirios morados, entre los que se veían algunos cardos; un exorno que contribuye a resaltar la dureza del momento, como así queda reflejado en la expresión facial de uno de los sayones, que se muerde los labios para hacer aún más fuerza con el flagelo contra la espalda del Señor. Con este misterio y con el de la Milagrosa, Navarro Arteaga ha demostrado ser un gran creador de escenas de intenso movimiento.
La Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras lo dio todo tras su misterio, desquitándose de los dos años de frustración que ya habían quedado atrás.












De la Virgen de la Victoria no se puede decir nada nuevo. Destacar que es una de las mejores dolorosas de Sevilla no supondría novedad alguna. A esta Virgen le favorecen los tocados sencillos, como el que llevó este Jueves Santo. Del palio llamó la atención su restauración, con esos bordados que han recuperado la luminosidad perdida. Han quedado como nuevas esas históricas caídas exteriores, confeccionadas a finales del siglo XIX, junto a las interiores y el techo, de 1925. El próximo mes de octubre la Virgen saldrá de nuevo en su palio camino de la Catedral, donde tendrá lugar un pontifical con motivo del 450 aniversario fundacional de la hermandad; efeméride para la que Jesús Rosado y Álvaro Fernández han realizado un nuevo guión para el cortejo.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria suena cada año mejor, como se pudo comprobar por las calles detrás de este magnífico paso de palio, que estaba adornado con claveles blancos.














Nada más salir, la hermandad buscó la principal arteria del barrio de Los Remedios, la calle Asunción, que sabe más de trajes de gitana y bailes por sevillanas que de nazarenos, cornetas y tambores. De hecho, los pasos tuvieron al fondo como marco la portada de la Feria. En ningún otro rincón de la ciudad se manifiesta mejor la cercanía de ambas fiestas. Por lo demás, Asunción presentaba un lleno absoluto de personas que querían contemplar a la única cofradía que pasa por ella antes de cruzar el Puente de San Telmo con la Torre del Oro como testigo de excepción.















La Hermandad de los Negritos llevaba desde 2011 intentando probar su nuevo itinerario de ida por las calles Guadalupe y Santiago en lugar de la Puerta Osario. Al fin este año pudo hacerlo, con lo que la cofradía ganó en belleza, digamos, urbana. El sol iluminaba de frente por la calle Laraña las largas filas de nazarenos blancos con escapulario azul precedidos por la cruz de guía negra con apliques de plata.


Desde hace unos años, la cofradía apuesta por un exorno floral para sus pasos muy llamativo. En el caso del primero, el del Santísimo Cristo de la Fundación, en esta ocasión lució unas curiosas mini gerberas rojas que provocaban un curioso efecto cromático al combinarse con el color de la madera del canasto.


















A continuación, con ese originalísimo paso de palio que con tan acertada valentía fue realizado en los años sesenta, según el diseño de Juan Miguel Sánchez, y completado en la orfebrería por Ramón León hace una década con los respiraderos y candelabros de cola, avanzaba con decisión la Virgen de los Ángeles. Para su paso la hermandad se decantó por una combinación de flores rosas, repartidas con generosidad tanto en las jarras como sobre los respiraderos. Este año el paso llevaba los faldones de tonalidad grisácea, en lugar de los azules de otros Jueves Santos.















Pegada a la Banda de las Nieves de Olivares venía la característica cruz de guía de la Exaltación, hermandad que continúa viviendo en el exilio de San Román, aunque en Semana Santa es acogida por la Hermandad de la Cena en Los Terceros para su salida. Y aún nadie sabe nada sobre Santa Catalina, que sigue sufriendo ese mal burocrático y administrativo que se resume en el refrán que dice "unos por otros...".
Los capirotes morados, ese color que mejor representa al Jueves Santo, abrían paso a ese impresionante misterio de la Exaltación, exornado con claveles rojos y encendido por ese sol que empezaba ya con su caída a anunciar el atardecer. Fantástica la labor de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol, cuyos sones hacen tan buena pareja con el andar de este enorme paso que causa verdadera admiración por donde pasa. Bien lo pueden decir los turistas de finísimo acento del norte de España que disfrutaron con la pausada revirá de Laraña a Orfila.



















Ha sido muy comentado el exorno floral del paso de palio de la Virgen de las Lágrimas, a base de rosas de color vainilla combinadas con otras flores blancas, así como el cuidado repertorio musical de la Banda Municipal de Arahal. Si a todo ello, lo circunstancial, le añadimos lo que no cambia nunca, que es esa dolorosa que afortunadamente recuperó en los años treinta como titular la hermandad y posteriormente, en los setenta, se mantuvo pese a las modas, junto a esas caídas y ese manto perfectamente restaurados hace algunos años, estaremos de acuerdo en que de entre todas las joyas que tiene el Jueves Santo, ésta es una de las que más brillan.













La calle Orfila, por la que tantas hermandades pasan a lo largo de la Semana Santa, tuvo un momento de respiro mientras la Alameda estaba a reventar de gente viendo Monte-Sión y de la Magdalena salía la Quinta Angustia. Pero pronto a las dos primeras cofradías de la jornada le seguirían por esta zona las dos últimas: el Valle y Pasión.
La primera de ellas tenía importantes detalles en sus tres pasos. Así, el de la Coronación de Espinas acaba de ser restaurado por David de Paz, que ha reparado el dorado y repuesto algunos elementos que se habían perdido. Por este motivo, el conocido paso de los espejitos brillaba especialmente, mientras que arriba, ante la Capilla de San Andrés, el misterio de la Coronación no recibía la iluminación de sus cuatro faroles, apagados por el viento.





El paso de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro unía este año a la gran cantidad de obras de arte que lo conforman, la pintura de la Verónica que ha realizado Carmen Laffón, y que viene a engrandecer el ya muy abultado patrimonio pictórico de la Hermandad del Valle. Como ocurre cada año, una gran cantidad de flores de variadas especies, como rosas, calas, jacintos o cardos, componían el exorno floral de este misterio que nos muestra el encuentro de Jesús con las mujeres camino del Calvario.






Por último, con el impecable acompañamiento musical de la Banda del Maestro Tejera, cerraba el cortejo el personalísimo paso de palio de la Virgen del Valle. Con su marcha, de Gómez Zarzuela, recorrió los últimos metros de Orfila antes de perderse por Javier Lasso de la Vega. El estreno en este paso, que llevaba como es costumbre piñas cónicas y bicónicas de claveles rosas, era la restauración y limpieza del techo de palio, labor que ha llevado a cabo Jesús Rosado.






Detrás, la Hermandad de Pasión, que este año ha salido a las calles como nadie de las actuales generaciones ha podido verla jamás, tanto por el aspecto estético del paso del Señor como por el acompañamiento musical del palio.
En lo que respecta al primer paso, la junta de gobierno que preside Javier Criado ha regalado a los cofrades y devotos una estampa que la lluvia nos impidió ver el pasado 17 de febrero en el vía crucis del Año de la Fe. Con muy buen criterio, se han dejado de lado tradiciones innecesarias y la joya que es el Señor de Pasión ha realizado su estación de penitencia vestido con una de las principales joyas de su ajuar, como es la túnica de los acantos, bordada en el siglo XIX por Patrocinio López y restaurada este año por José Antonio Grande de León.
Asimismo, lucía un exorno floral compuesto por calas blancas, rosas rojas, lirios morados y hojarasca, entre otras especies, y a sus pies llevaba una calavera, antiguo símbolo de la redención humana a través de la pasión y muerte de Jesucristo. Si ya era para enmarcar semejante estampa del paso ante el retablo mayor del Salvador aquel domingo de febrero, su contemplación por las calles el pasado Jueves Santo fue probablemente la mejor imagen de la jornada.







En 2010 un recurso a las nuevas reglas presentado por un grupo de hermanos lo impidió; y de eso mismo se encargó la lluvia en 2011 y 2012. Pero finalmente este año pudimos escuchar música detrás del paso de palio de Nuestra Madre y Señora de la Merced. La Banda de la Oliva de Salteras fue la encargada de esta novedad que no desentona con el rigor y la sobriedad que caracterizan al discurrir penitencial de esta cofradía, como quizá algunos temían.
También en esto se apelaba a la tradición, cuando la realidad es que si a principios del siglo XX el palio dejó de llevar acompañamiento musical fue sencillamente por cuestiones económicas. Pero como en Sevilla bastan dos tardes para hacer tradición, ha tenido que pasar más de un siglo para que vuelva a oírse una banda tras la Virgen de la Merced (aunque la actual imagen jamás oyó una marcha tras ella por las calles).
Es cierto que se vio algo rara esta novedad, quizá por la costumbre de ver siempre a este paso andando en silencio, o quizá porque los costaleros se movían igual que siempre, sin cambiar en ningún momento el ritmo de paso por la música. Con "Amarguras" llegó a Javier Lasso de la Vega.








La Hermandad de Monte-Sión fue la protagonista de un hecho un tanto extraño. La cofradía se quedó parada durante varios minutos en la Catedral mientras la junta de gobierno se aseguraba de que las predicciones meteorológicas le permitían regresar con calma hasta la calle Feria. El problema es que durante todo ese tiempo las hermandades que venían detrás por la carrera oficial no pudieron continuar, lo que acumuló un cierto retraso.
Por ello, a las once y cuarto de la noche, cuando la Hermandad de la Quinta Angustia debería estar ya entre las calles Zaragoza y Arfe, el paso del Descendimiento acababa de salir de la Catedral por la Puerta de los Palos. El impresionante conjunto escultórico estaba exornado este año con lirios morados. La salida de la cofradía después de dos años seguidos de lluvia permitió por fin que se estrenaran las nazarenas en esta corporación. Al fin se puede decir que en todas las hermandades de Sevilla han salido y salen mujeres vistiendo su túnica.














El paso de misterio de la Oración en el Huerto alcanzaba la Plaza del Cristo de Burgos cuando ya estaba saliendo el paso de la Sentencia de la Macarena. Estrenaba el misterio de Monte-Sión los mantolines de los apóstoles (San Juan, San Pedro y Santiago), bordados en la propia hermandad según diseño de José Ramón Paleteiro, así como un cordón bordado en oro para el Señor. No era un estreno de este año, pero pudo verse por primera vez en la calle la túnica del ángel en color rosáceo.
La Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención enlazaba unas marchas con otras dando un auténtico concierto al que respondían los costaleros llevando con gran maestría el paso, cuyo exorno floral, con claveles de un llamativo color púrpura, sorprendió sobre todo por su contraste con la túnica blanca del Señor orante.







El paso de palio de la Virgen del Rosario, otro de los que suenan muy bien, estaba adornado con rosas blancas y presentaba la candelería encendida prácticamente en su totalidad una vez que el viento se calmó. Este palio, con el característico recogido del manto, es una más de esas grandes joyas que hacen tan grande al Jueves Santo.










Si tuviera que recomendar un lugar para ver Monte-Sión, sin duda diría la vuelta, desde San Juan de la Palma hasta su capilla. La errónea concepción que mucha gente tiene del Jueves Santo como una jornada menor que antecede a la grandiosa Madrugá hace que la mayoría esté ya buscando hueco para ver las cofradías que están saliendo o van a hacerlo en breve, de forma que el regreso de Monte-Sión es realmente tranquilo, con poco público, lo que permite caminar junto a los titulares en ese primer tramo de la calle Feria. Es el mejor momento para disfrutar con los maravillosos pasos de esta cofradía que en su tramo final se para ante la representación de la Hermandad de la Amargura.
El capataz del misterio, Manuel Vizcaya, dedicó a dicha cofradía la levantá ante la puerta ojival de San Juan de la Palma, deseando "que la Amargura no vuelva a faltar a su cita con Sevilla el Domingo de Ramos". Desde allí continuó el paso de la Oración en el Huerto hasta la antigua Plaza de los Carros, donde el paso recibió una buena saeta antes de su entrada en la pequeña Capilla del Rosario.










El paso de palio de la Virgen del Rosario fue vuelto ante la puerta de San Juan de la Palma, antes de seguir por Feria, donde, entrando ya en la Plaza de Monte-Sión, recibió una petalada. Posteriormente, la Banda Municipal de La Puebla del Río interpretó "Pasan los campanilleros" mientras el palio daba un giro completo hasta quedar arriado ante la puerta de la capilla. Finalmente, tras una nueva saeta desde el balcón situado frente al templo, la Virgen del Rosario atravesó el dintel a las tres menos veinticinco de la madrugada, con más de una hora de retraso sobre lo previsto.









Siete joyas en las calles en una jornada que no tiene nada de menor, sino que es una de las grandes de toda la Semana Santa. Siete joyas que se reencontraron en las calles con Sevilla, o bien Sevilla se volvió a reencontrar con ellas en un gran Jueves Santo que había que exprimir hasta el final, hasta el cierre de las puertas de esa minúscula capilla ante la que, ahora sí, el Jueves se convirtió en Madrugá.

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