martes, 29 de marzo de 2016

VIERNES DE DOLORES 2016: FINAL PRECIPITADO PARA EL PRIMER DÍA

Era aún invierno. 18 de marzo, para más señas. Pero las primeras cofradías iban a ponerse en las calles. Y con ellas, los primeros nazarenos, los primeros pasos y las emociones por estrenar de una Semana Santa que, con las vísperas, es más que una semana. Y, por supuesto, era el día de comenzar a comprobar si la catastrófica Semana Santa que auguraban los partes meteorológicos, al menos en su primera mitad, se cumplirían.
Con todos esos ingredientes, Sevilla se echó a las calles empezando por sus barrios más alejados del centro, los más tempraneros en esto de sacar la cruz de guía de sus templos. Con la Hermandad de Padre Pío trasladada al Sábado de Pasión, la de Pino Montano, cuyos hermanos rechazaron ese mismo cambio meses atrás, era la primera en poner fin a la espera de menos de un año que ha mediado entre la entrada de la Virgen de la Aurora en 2015 y la Semana Santa de 2016.
A las seis menos veinte, cinco minutos antes de la hora oficial de la salida, se abrían las puertas de la Parroquia de San Isidro Labrador, y la banda juvenil de la Centuria Macarena comenzó su labor de acompañamiento de una cruz de guía flanqueada por dos faroles cedidos por la Hermandad de la Exaltación. Un percance con los faroles propios de Pino Montano obligó a última hora a buscar otros que los sustituyeran, encontrándolos gracias a la generosidad de los cofrades de Santa Catalina.


Después de cuatro tramos de nazarenos de túnica y capa blancas con capirote morado, los ciriales anunciaban la salida del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de Nazaret, advocación, como la propia hermandad, surgida en las aulas de un colegio. Con túnica blanca se presentaba a los cofrades el Señor en este paso en el que Jesús es conducido desde el Huerto de los Olivos para cumplir con su Pasión redentora, mientras Judas se aleja de la escena con las monedas de la traición en su mano.
La Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, de San Benito, inició con la Marcha Real el acompañamiento a Jesús de Nazaret, dando a continuación un recital de marchas mientras los costaleros mostraban su saber hacer con este misterio. Con un caminar coreografiado, aunque sin estridencias, elegante, el paso tomó la calle Alfareros y Tapiceros entre los aplausos entregados de los vecinos y cofrades llegados desde diferentes puntos de Sevilla, que son cada día más.


















Otros cuatro tramos son los que anteceden al paso de palio de María Santísima del Amor, que estrenaba la restauración de los varales y el dorado de la corona. Pero hubo un estreno más, como fue la marcha “Amor y Esperanza”, que Alejandro Blanco ha dedicado al hermanamiento entre la Hermandad de Pino Montano y la Macarena. 
En el momento de la salida, mientras desde la cornisa de la reciente portada del templo caían numerosos pétalos sobre la Virgen del Amor, esta nueva composición, que incluye una Salve cantada, fue interpretada en dos ocasiones por parte de la Banda de Música de la Cruz Roja. Posteriormente, el paso de palio continuó su itinerario con “Coronación de la Macarena”.














Desde Tapiceros, la Hermandad de Pino Montano buscó la amplitud de la calle Agricultores por la Plaza del Diputado Ramón Rueda y Sembradores. Una gran multitud seguía por esta zona al paso de misterio, exornado este año con una variedad floral a base de lirios morados, rosas rojas y calas blancas, entre otras especies, que dotaban al conjunto de un llamativo cromatismo en contraste con la túnica blanca del Señor y el color caoba del paso.
A la altura del parque de bomberos en la esquina de Sembradores con Agricultores, el paso se giró levemente como saludo a este cuerpo que participa en el propio cortejo de la cofradía con el banderín del Servicio Contra Incendios y Salvamento.












El repertorio macareno seguía muy presente tras el palio de la Virgen del Amor, a la que en la calle Tapiceros se le interpretó la marcha “Aniversario Macareno”, composición muy escuchada este año. Después, en la Plaza del Diputado Ramón Resa, sonó “Coronación”, para volver a continuación a los sones del Arco con “Pasa la Virgen Macarena” en Sembradores.













Del norte al sur de Sevilla. En Heliópolis, la Hermandad de la Misión recorría las primeras calles de su recorrido, con la habitual parada ante la residencia de ancianos de la calle Padre Mediavilla.
El Cristo de la Misión, con la túnica bordada estrenada en 2013 y los candelabros de guardabrisas que el año pasado sustituyeron a sus clásicos faroles, cargaba ya con la cruz camino del Calvario, encontrándose con las Santas Mujeres, San Juan y la Virgen del Amparo.
La Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras ponía sus sones musicales tras este paso que también reúne cada año a su alrededor a una mayor cantidad de público. De hecho, esa ha sido la nota dominante de la Semana Santa que acaba de concluir, con muchísima gente incluso en zonas más tranquilas en años anteriores.
Ya en Periodista Ramón Resa, calle atestada de personas, hubo un pequeño incidente en una levantá, cuando se desprendió la reliquia de uno de los relicarios que lleva el paso del Cristo de la Misión en la delantera. Inmediatamente se recogió lo caído, que no llegó al suelo, aunque en la siguiente parada un hermano le dijo al capataz, Antonio Santiago: “Tú que eres más alto, mira a ver si se ha quedado alguna pieza ahí detrás”.
Y de una residencia de ancianos, a otra. En la calle Monzón, el paso de misterio de la Hermandad de la Misión se volvió ante la Residencia Claret, donde un anciano cantó una saeta y el paso, adornado con lirios morados, recibió la donación de un ramo de flores.































No lejos de allí… o sí, según se mire, la Hermandad de Bellavista convertía las calles de la que fuera barriada nazarena en un hervidero de cofrades disfrutando del exquisito andar del paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Remedios. 
Al igual que en Pino Montano, el Señor vestía este año túnica blanca sobre ese paso que ha estrenado un poquito más de talla en los costeros por parte de Rodríguez Melo. Va despacito la cosa porque los esfuerzos económicos se destinan fundamentalmente al comedor social que cada día alimenta a un buen número de personas que lo necesitan.
El paso avanzaba poderoso por las calles de Bellavista, buscando la reabierta Parroquia del Sagrado Corazón. Juanma Martín se estrenaba como capataz y se mostraba orgulloso del trabajo de la cuadrilla, pero también de la Agrupación Musical de la Redención. Por ello, poco antes de pasar por la parroquia vecina, dedicaba, en presencia de uno de los músicos, la levantá a la banda: “Este paso lleva nueve trabajaderas y la banda es una más; ni la mejor sinfonía de Beethoven suena igual”, decía.
Y el recital siguió tras el paso cuando ante la Parroquia del Sagrado Corazón sonaron “La saeta” y “He aquí tu Hijo”, ésta ya en la esquina con la calle Soria. El paso no se volvió completamente ante el templo, ya que la cofradía iba con prisa debido a un cierto miedo a la lluvia que ya se anunciaba en ese momento.

























Tampoco se volvió completamente ante el Sagrado Corazón el paso de palio de la Virgen del Dulce Nombre, aunque sí se detuvo. La Banda de Música Santa Ana de Dos Hermanas tocó en este punto “Esperanza de Triana Coronada”.
El capataz del palio también se estrenaba ante la dolorosa de Luis Álvarez Duarte. Se trataba de Ernesto Sanguino y éste es el primer paso que comanda en solitario desde que dejara de ser uno de los auxiliares de Antonio Santiago.
Por otra parte, el paso de palio estrenaba también una talla de la Virgen de Valme en la entrecalle. Ha sido una donación de la Hermandad de Valme de Dos Hermanas debido a la vinculación histórica entre la barriada de Bellavista y la ciudad nazarena.
Pese a la celeridad con la que avanzaba el cortejo, la banda de música no dejó de interpretar una composición tras otra. Así, en la calle Soria sonó “Encarnación Coronada”, a la que siguió en el giro a Altares “Virgen de la Estrella”. Posteriormente, para salir a la calle Guadalajara, la marcha escogida fue “María Santísima del Dulce Nombre”.






























Eran alrededor de las once de la noche cuando la Hermandad de la Corona regresaba por Mateos Gago a su Parroquia del Sagrario. Plaza de la Virgen de los Reyes, Placentines y Alemanes era lo que restaba de itinerario a esta hermandad que, a pesar de la amenaza de lluvia, seguía con su pausado andar habitual. Precisamente en Virgen de los Reyes se producía el último relevo de costaleros y el capataz agradecía a la cuadrilla saliente el trabajo realizado.
Francisco Verdugo ha culminado este año el tallado de los faroles de este paso que, muy poco a poco, va completándose y que iba adornado con lirios morados. Aún queda un gran trabajo por delante para esta hermandad que aún no alcanza el centenar de nazarenos de túnica de ruán morado.
Lentamente, y en un escenario de gran belleza que contrasta en el Viernes de Dolores con las barriadas funcionales en que se enmarcan otras hermandades de la jornada, el Cristo de la Corona, que lucía potencias de plata, discurrió por las gradas de la Catedral para acceder al Patio de los Naranjos por la Puerta del Perdón.
Una vez dentro, el recorrido hasta entrar en la Parroquia del Sagrario es privilegio exclusivo de los hermanos. El resto de los cofrades simplemente ven cerrarse las puertas con el Cristo de la Corona perdiéndose entre los naranjos que dan nombre al patio. Se puede decir, por tanto, que la Hermandad de la Corona es la única hermandad cuyas salida y entrada en el templo tienen carácter “privado”. ¿Qué le vamos a hacer?







































Completaba la nómina de hermandades de penitencia del Viernes de Dolores la de Pasión y Muerte, que ante el riesgo de lluvia optó por salir sin acceder a la Parroquia de Santa Ana. Sin embargo, antes incluso de llegar a la ‘catedral’ trianera, se volvió a su Parroquia del Buen Aire, donde entró con casi tres horas de antelación sobre lo previsto. Estrenaba el acabado en color caoba del paso, que la hermandad quiso proteger al máximo, así como a la imagen del crucificado, volviendo sobre sus pasos sin completar su estación de penitencia.
El resto de hermandades vivieron un precipitado regreso a casa, a paso de mudá en algún caso, para evitar los efectos de una llovizna que efectivamente cayó sobre Sevilla para empañar el estreno de las jornadas penitenciales de 2016.

2 comentarios:

  1. Cofrade de Exaltacióndomingo, 03 abril, 2016

    Sobre la privacidad de la entrada del Cristo de la Corona, creo que es erróneo decir que es la única donde esto ocurre. En la Sagrada Mortaja también. Vemos el paso entrar por el arco. Luego la entrada al templo no.
    Por otra parte, enhorabuena por las crónicas y por las fotos. Magníficas.

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  2. En parte tiene usted razón, pero al fin y al cabo, el atrio del antiguo convento de la Paz es también sede de la Hermandad de la Mortaja, pero el Patio de los Naranjos de la Catedral no es de la Parroquia del Sagrario, sino del conjunto catedralicio. Al menos yo lo veo así. En cualquier caso, muchas gracias por comentar y por su felicitación. Un saludo.

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