miércoles, 25 de febrero de 2015

EL CRISTO DE LA SALUD DE LA CARRETERÍA PRESIDE SU VÍA CRUCIS HASTA EL SAGRARIO


Como cada primer sábado de Cuaresma, la Hermandad de la Carretería celebró este pasado día 21 el vía crucis con el Santísimo Cristo de la Salud durante su traslado desde la Capilla de las Tres Necesidades hasta la Parroquia del Sagrario de la Catedral, donde al día siguiente presidió la función principal posterior al quinario que durante la semana pasada se desarrolló en su sede canónica.
Eran cerca de las ocho de la tarde cuando se abrieron las puertas del pequeño templo de la calle Real de la Carretería para que comenzara a salir el cortejo, encabezado por cruz alzada y ciriales. Seguían varias parejas de hermanos con cirios de color tiniebla, entre ellos muchos niños, separados en dos tramos por el estandarte corporativo. Finalmente, la Capilla Musical Pasión precedía un año más al cuerpo de acólitos.




Antes de la salida de las andas con el Cristo de la Salud se rezó la primera de las estaciones del vía crucis. Ya en la calle, el cortejo avanzó con bastante celeridad. Al parecer, según comentaba algún hermano, la Policía Local había pedido despejar cuanto antes la zona. De hecho, prácticamente el cortejo no se detuvo hasta llegar a la esquina de la calle Rodó con Dos de Mayo, donde se rezó otra estación.












La siguiente parada estaba cerca, ya que fue junto a la Capilla del Rosario, donde una representación de la Hermandad de las Aguas se encargó de leer la siguiente estación del vía crucis.










Y otra hermandad realizó la lectura de la siguiente estación. En este caso, tras seguir el cortejo por la calle Dos de Mayo, el Cristo de la Salud pasó bajo el Arco del Postigo y se volvió ante la Capilla de la Pura y Limpia.










A partir de ahí, el Cristo de la Salud se marchó hacia los alredores de la Catedral, recorriendo Fray Ceferino González, Plaza del Triunfo, Plaza Virgen de los Reyes, Placentines, Alemanes y Avenida de la Constitución. La última estación del vía crucis se rezó en el interior de la Parroquia del Sagrario, desde la que a la mañana siguiente, tras la función principal, el crucificado de Francisco de Ocampo salió de nuevo para regresar a su capilla del barrio del Arenal.

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