viernes, 17 de julio de 2015

EL PALIO DE UNA NOCHE DE VERANO


No fue un sueño, aunque un paso de palio siempre lo parezca. La Virgen del Carmen de Santa Catalina, la gloria bajo palio, salió anoche a las calles de Sevilla en el día de su festividad, en plena ola (que más que ola es ya un océano) de calor, lo que notaron todos, desde los costaleros hasta los cofrades y devotos que acompañaron a la hermandad durante las más de cuatro horas de recorrido.
Pasaban algunos minutos de las nueve de la noche, con el sol ya alejándose hacia el otro lado del charco, cuando se puso en camino la cofradía, con el acompañamiento en la cabeza del cortejo de la Banda de Cornetas y Tambores Varón de Dolores, de la Hermandad del Sol, que inició su labor con la siempre melancólica marcha "Bendición".
La cruz alzada y los ciriales fueron las primeras insignias en abandonar la Parroquia de San Román, aún sede provisional de la hermandad, quién sabe si por último año. Detrás, las representaciones de las hermandades de los Gitanos y la Exaltación, el libro de reglas y el estandarte del Carmen de Santa Catalina.





Pronto se acercó hasta la puerta de San Román el paso de palio de la Virgen del Carmen, que estrenaba el tocado y la limpieza del manto de salida. Además, la Virgen llevaba la Gran Cruz al Mérito Marítimo de la Real Liga Naval Española, algunos de cuyos miembros formaron parte del cortejo, y la cruz pectoral del Beato Marcelo Spínola.
Emilio Moreno ejerció de capataz por cuarto año consecutivo de este paso al que la banda le tocó el Himno de Andalucía antes de que saliera a la calle, para después, una vez fuera, interpretar el Himno Nacional entre los aplausos de las numerosísimas personas que esperaban a la Virgen del Carmen.
La primera marcha que sonó para Ella fue "Rocío", con la que fue girando para dirigirse a la calle Matahacas, dentro del itinerario que la hermandad ha decidido este año para la cofradía. Acto seguido, por esta misma calle sonaría "Virgen de las Aguas" y "Reina de San Román" en el giro a Escuelas Pías.







































Un grupo de mujeres situadas detrás del manto de la Virgen se afanaban en levantar los faldones para que entrase un poco de aire, aunque caliente, debajo del paso y aliviar así de alguna forma el trabajo de los costaleros.
"A ti Manué" sonó aún en Escuelas Pías para este paso de palio, cuyo exorno floral se componía de gladiolos, nardos, claveles, margaritas, hipericum y antirrhinum; una combinación de especies y colores que favorecían al coqueto palio del Carmen, de sólo cinco varales por cada lado, en consonancia con el menor tamaño de la Virgen del Carmen.
Juanma Martín, capataz del Señor de la Salud de los Gitanos, realizó una llamada al paso antes de que éste saliera a la Plaza del Padre Jerónimo de Córdoba con la marcha "Aniversario Macareno", a la que después, por Ponce de León, seguiría "El Corpus", mientras la Virgen del Carmen alcanzaba su templo, Santa Catalina, que poco a poco va recuperando un inmejorable aspecto, con la torre ya liberada de andamios y con una evidente limpieza de la piedra. Al menos por fuera, Santa Catalina ya va pareciendo lo que es, un Monumento Nacional que esperamos ver pronto abierto.
En su camino a San Pedro, la Banda de La Algaba interpretó "Pasan los campanilleros" y "Virgen de la Paz". Delante del azulejo del Cristo de Burgos, los carmelitas del Buen Suceso y sus devotos le cantaron a la Virgen del Carmen, cánticos que finalizaron con un "¡Viva la Virgen del Carmen! ¡Viva la Hermandad del Carmen de Santa Catalina! ¡Y viva la Orden Tercera!".
En la esquina misma del monumento a Santa Ángela se despidió la representación de la Hermandad de los Gitanos y la Virgen del Carmen continuó por Imagen con la marcha "Esperanza Macarena", seguida después, en el giro en la Plaza de la Encarnación, por "Candelaria".

































Y de repente, en pleno mes de julio, un paso de palio se plantó en medio de veladores y turistas sorprendidos por la belleza de la Virgen del Carmen, que puede hasta con el horripilante paisaje de las Setas. La banda sonora tampoco desentonó gracias a la interpretación de "La Esperanza de Triana", de Farfán.
A continuación, con la balconada de eso que llaman Plaza Mayor llena de gente, la cuadrilla de costaleros regaló a los presentes una revirá lenta, muy lenta, a los sones de "Mi Amargura", una de esas marchas que a los rancios más rancios les parece abominable, pero que aquí fue la música de fondo de uno de los momentos más conseguidos de la salida procesional de la Virgen del Carmen de Santa Catalina. Los costaleros, pese a la duración de la marcha, lo clavaron y consiguieron romper de frente hacia Alcázares justo con los últimos compases de la partitura generando los lógicos aplausos de los cofrades allí congregados.
A una chicotá tan lenta le sucedió otra con el paso largo y a tambor hasta la esquina con Santa Ángela de la Cruz, donde la banda interpretó en esta ocasión "Coronación de la Macarena". No se abrieron las puertas del convento de las Hermanas de la Cruz esta vez para ver a la Virgen del Carmen, que pasó de largo a los sones de "Valle de Sevilla", también con un gran trabajo de la cuadrilla. Acto seguido, el capataz pidió dedicar la levantá a José Manuel, un compañero que "el año pasado estaba aquí con nosotros y ahora nos mira desde el cielo", como dijo el capataz.
La siguiente parada llegó muy pronto, ya que Emilio Moreno quiso que la Virgen del Carmen se parara delante de una de las ventanas de la residencia de ancianos San Juan Grande, desde la que varias mujeres contemplaban a la Virgen y agradecieron el gesto de poder disfrutarla detenidamente durante algunos instantes.
Después, el paso siguió hacia Gerona con "Pasa la Virgen Macarena". También el convento del Espíritu Santo estaba cerrado al paso de la cofradía.


































En el inicio de la calle Gerona, el capataz cogió en brazos a su nieto para realizar la llamada, pero éste comenzó a llorar cuando oyó el golpe del martillo y el abuelo tuvo que soltarlo. No tardará, seguramente, en cogerle el gusto a esto de las cofradías.
El paso de palio de la Virgen del Carmen recorrió la calle Gerona en toda su extensión, con el acompañamiento musical de tres marchas diferentes: "Triana de Esperanza", "Virgen de Montserrat" y "Callejuela de la O", que sonó dos veces en el giro de Gerona a Capataz Manuel Santiago. Por cierto que el hijo de éste, Antonio Santiago, estaba por la zona contemplando a la Virgen del Carmen de Santa Catalina. Él tiene a su cargo otra Carmen, la de Calatrava.
En su camino hacia la Plaza de los Terceros, y con la fachada lateral de Santa Catalina, recién pintada, de fondo, la Virgen del Carmen recibió una petalada bastante intensa. "La Estrella Sublime" sonó en su discurrir por la plaza, desde la que tomó la calle Bustos Tavera. Aquí cayeron algunas gotas que parecían una leve llovizna. Lo cierto es que el cielo estaba nublado, aunque no hubo unanimidad entre los presentes sobre si esas gotas llegaron desde el cielo o de alguna vecina regando las plantas.
"Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono" sonó a continuación. "Vamos a acordarnos de los que ya no están con nosotros", pidió el capataz a sus hombres con los primeros compases de esta bellísima composición, que sirvió para que el paso de palio de la Virgen del Carmen alcanzara el antiguo Convento de la Paz, donde la Hermandad de la Mortaja salió a recibirla con su estandarte y varas. El palio se volvió pese a la estrechez de la calle.












































Tras la parada ante la Mortaja y la ofrenda floral de la cofradía que cierra el Viernes Santo, la Virgen del Carmen siguió su camino a los sones de "La Madrugá", marcha interrumpida cuando el paso se detuvo en la esquina con Doña María Coronel.
Los hermanos y el equipo de capataces pedían abrir paso a la gran cantidad de personas que seguían a la Virgen del Carmen en el tramo final de su itinerario. Surtió efecto la petición porque a continuación se pudo realizar con tranquilidad el giro a Peñuelas, momento para el que la Banda de La Algaba interpretó "María Santísima de la O".
Ya en la calle Peñuelas, a la una menos cinco de la madrugada, uno de los hermanos advertía al capataz del ligero retraso de la cofradía, que a la una en punto debía estar dentro del templo. El capataz, sin embargo, restó importancia al reloj: "Bueno, pero es que no somos máquinas", indicó. "Ya, pero yo me pongo de los nervios", recibió como respuesta. Al fin y al cabo, la Virgen del Carmen de Santa Catalina sólo sale una vez al año. ¿Quién puede mirar el reloj teniéndola delante?
"Cristo en la Alcazaba" fue la marcha con la que el paso de palio terminó de recorrer Peñuelas, en cuya esquina con la Plaza de San Román se detuvo para el último relevo de costaleros.
El pregonero de la Virgen del Carmen de este año, Álvaro Perejil, fue el encargado de realizar la llamada al paso en este punto. Pidió a los miembros de la cuadrilla que no olviden nunca que son costaleros de Santa Catalina y tocó fuertemente el llamador. A continuación, la Virgen alcanzó la Plaza de San Román con el acompañamiento de la marcha "Esperanza de Triana Coronada", composición que sonó en dos ocasiones mientras el paso se encaraba a la puerta.
Sin demasiada pausa, el palio volvió a levantarse y comenzó a acercarse a la puerta del templo. A la banda sólo le dio tiempo a empezar a tocar "Pasan los campanilleros", aunque pronto el bombo acalló a los demás instrumentos para que la maniobra de la entrada se realizara en silencio. Hubo un pequeño momento de tensión cuando el palio rozó la ojiva, pero finalmente el Himno Nacional vino a confirmar que todo había salido bien y que la Virgen del Carmen regresaba a casa.






























Con el paso ya colocado en la nave del Evangelio, ante la puerta lateral de la calle Enladrillada, el capataz quiso realizar una última levantá para dedicársela a la junta de gobierno de la hermandad, que este año concluye su mandato y que fue la responsable de nombrarle capataz de la cofradía. Uno de los miembros de la junta tocó el martillo, deseando "que tenga la advocación que tenga, la Madre de Dios nos reciba a todos en el Cielo".
Con estas palabras y las clásicas fotos de recuerdo ante el paso, concluyó la siempre brillante salida procesional de una de las hermandades de gloria más entrañables. Queda la segunda parte, la Virgen del Rosario; pero eso será ya el 1 de noviembre...

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