lunes, 22 de mayo de 2017

LA PASTORA DE SAN ANTONIO VOLVIÓ A PASAR POR CRISTO DEL BUEN FIN


La Hermandad de la Divina Pastora de San Antonio celebró el pasado sábado su salida procesional, que tuvo como principal novedad un ligero cambio de itinerario que llevó a la Pastora a discurrir por la calle Cristo del Buen Fin, por la que hace varios años que no transitaba, dando cumplimiento así al deseo de algunos hermanos de la corporación.
A las siete y cuarto de la tarde, comenzó a salir el cortejo, cuarenta y cinco minutos antes que el año pasado. Un equipo de una televisión francesa asistió a esta salida y siguió a la Pastora de San Antonio durante las primeras calles de su itinerario, lo que llamó la atención de muchos de los presentes. Incluso estuvieron entrevistando a algunos miembros de la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, en los instantes previos a la salida.
La cruz alzada entre ciriales encabezaba el cortejo procesional, seguido por varias parejas de niños con cirios blancos, el libro de reglas y las representaciones con estandarte de las hermandades del Pilar, la Pastora de Triana, la Bofetá, la Soledad de San Lorenzo y el Buen Fin. Además, en la presidencia, tras el estandarte de la propia Pastora de San Antonio, fueron los hermanos mayores de la Pastora de Santa Marina y del Carmen de Calatrava, así como el delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera, quien iba al lado de la hermana mayor, María Dolores Benot.






José Monge es el capataz que, junto con sus auxiliares, comanda el paso de la Pastora de San Antonio, que no tardó en salir por la doble puerta del antiguo convento franciscano hasta la calle San Vicente. La Banda de Las Cigarreras interpretó el Himno de España, seguido de la marcha "Pastora franciscana", con la que el paso giró a su derecha, al contrario que en años anteriores, para afrontar el cambio de itinerario antes mencionado.
Hasta la esquina de San Vicente con la Plaza de San Antonio de Padua no se detuvo el paso, en el que la Divina Pastora, la segunda talla de esta advocación de la historia tras la de Santa Marina, vestía de blanco, con flores bordadas en la saya de tisú, y un manto verde que caía por detrás y en su mano izquierda, además de situarse uno de los picos sobre el cordero situado a su derecha. No faltaban el sombrero de encaje con flores, el aro de estrellas, un fajín militar rojo con flecos del mismo color y el cayado en su mano izquierda, donde también sujetaba varias calas blancas y pequeños frutos. El Pastorcito, por su parte, también vestía de blanco y verde.
Para el giro a la calle Curtidurías y hasta Cristo del Buen Fin, sonó la marcha "El Corpus". Ya en esta última calle, uno de los capataces quiso dedicar la levantá a su hijo, contraguía del paso, y que este mismo sábado cumplía 27 años. Seguidamente, el paso avanzó hasta la casa hermandad del Buen Fin, cuyos cofrades entregaron una ofrenda floral, marchándose después hacia Narciso Bonaplata a los sones de "Esperanza Macarena".
En esta calle hubo un percance con uno de los candelabros delanteros, restaurados recientemente por José Manuel Bernet, ya que se rompió la sujeción de un guardabrisa. En una parada se retiró para intentar arreglarlo más adelante.










































A continuación, el paso de la Pastora, adornado con un monte de margaritas de diversas tonalidades, anthurium, rosas y astromelias, además de, claro está, el característico granado, salió de nuevo a la calle San Vicente tras completar el rodeo de este año a los sones de "Macarena" de Abel Moreno.
Culminada la marcha, el paso se detuvo de nuevo y se intentó reparar el guardabrisa del candelabro delantero, aunque no pudo ser por la rotura del perno, lo que impidió una rápida reparación en plena calle. De esta forma, la Pastora siguió adelante a los sones ahora de "Nuestra Señora de Guadalupe", composición que fue interrumpida cuando el paso se paró junto a una residencia de las Salesianas a las que se dedicó la siguiente levantá. Y lo mismo pasó después, cuando la banda interrumpió "Hiniesta Coronada" al llegar la Pastora a la altura de las Mercedarias del Colegio de Nuestra Señora de la Merced. En la puerta se detuvo el paso y las religiosas cantaron la Salve y obsequiaron a la Pastora con un ramo de flores. A ellas se dedicó la levantá y el paso siguió su camino con la marcha "Madre de costaleros", seguida después por "Aniversario Macareno" en el giro a la calle Guadalquivir.
Más adelante, la Banda de Las Cigarreras interpretó "Virgen de los Reyes", con la que la Pastora alcanzó la calle Teodosio, donde unas mujeres tiraron varias flores sobre el paso desde unos balcones engalanados con reposteros de color blanco y azul en los que estaba el escudo de la hermandad y el rótulo "Divina Pastora de las Almas".































Poco después, en la esquina de Teodosio con Dalia, se despidió la representación de la Pastora de Triana. Este giro lo realizó el paso a los sones de "Al cielo con Ella". Después, ya con los candelabros encendidos, giró a Santa Clara con la marcha "Triana de Esperanza". Tras esta composición, el paso se paró, momento en que una mujer se acercó al paso con dos niñas y pidió permiso al capataz para poner en el monte dos flores amarillas que las pequeñas llevaban para la Pastora.
Seguidamente, hubo una nueva dedicatoria de levantá, en este caso por la salud de la madre de un amigo del capataz. Otra parada esperaba a la Pastora en la calle Santa Clara, como era el Convento de María Reparadora, a cuya puerta llegó con la marcha “Virgen de Montserrat”, que fue interrumpida cuando el paso se detuvo para que las hermanas y residentes cantaran la Salve.
Después, el paso se levantó a pulso por ellas y se alejó a los sones de “Coronación”. Estaba ya muy cerca la Parroquia de San Lorenzo, donde como cada año iba a entrar la Divina Pastora y donde la propia imagen residió durante muchos años antes de su traslado a San Antonio de Padua. En la puerta que da a la calle Hernán Cortés se despidió la representación de la Hermandad del Pilar y hasta ahí llegó el paso con la marcha “La Soledad”.
Ha sido éste otro cambio de itinerario de este año, ya que la Pastora ha llegado a San Lorenzo directamente desde Santa Clara, cuando hasta el año pasado tomaba las calles Santa Ana y Flandes para alcanzar Hernán Cortés desde el lado opuesto. De esta forma, se compensó el tiempo empleado en el rodeo inicial por Cristo del Buen Fin.
La composición “La Soledad” fue interrumpida cuando el paso llegó hasta la misma puerta de San Lorenzo, deteniéndose antes de acceder al interior del templo.






























Nada más entrar, el paso giró a su derecha para detenerse frente la capilla de la Soledad, cuya reja estaba abierta y, junto a varios miembros de la hermandad del Sábado Santo, se encontraba el párroco, Francisco de los Reyes Rodríguez, quien dirigió el rezo de varias oraciones, entre ellas el “Regina Coeli”, propio de la época de Pascua. La Hermandad de la Soledad regaló un ramo de flores a la Pastora, que después se encaminó hacia la nave central, donde se detuvo y donde se rezaron más oraciones. A lo lejos, la imagen de María Auxiliadora era testigo de lo que sucedía subida ya en el paso en el que saldrá a las calles este miércoles.
Finalmente, la Pastora llegó hasta la capilla de la Hermandad de la Bofetá, ante la que también se volvió. En este punto, todos los presentes rezaron “Bendita sea tu pureza”, y los cofrades del Martes Santo también regalaron un ramo.
Acto seguido, la Divina Pastora salió de la Parroquia de San Lorenzo por la puerta que da la plaza; la Banda de Las Cigarreras tocó de nuevo el Himno Nacional y el paso giró a su izquierda para acercarse a la Basílica del Gran Poder, en cuya puerta esperaba una representación de la hermandad. Hasta allí llegó el paso a los sones de “María Santísima del Dulce Nombre” y de ahí se marchó con “Pasa la Virgen Macarena”.






























Desde la Plaza de San Lorenzo, la Divina Pastora siguió su itinerario habitual por Cardenal Spínola, a la que llegó con la marcha "La Estrella Sublime", seguida después por "La Virgen de los Desamparados". La estrechez de la calle y la proximidad de los balcones obligó a hacer la siguiente levantá a pulso aliviado, para continuar después con "Virgen de las Aguas" hasta la esquina con la Plaza de la Gavidia.
Una mujer que esperaba a la Pastora en el número 3 de Cardenal Spínola con un ramo de flores se situó delante del paso y avanzó con él hasta que se detuvo para poder hacer la ofrenda. A continuación, el paso giró a la calle Baños con la composición "Macarena", de Emilio Cebrián.
Posteriormente, los costaleros realizaron el complicado giro a Martínez Montañés, que este año ha sido algo más sencillo que hasta ahora debido a que el negocio situado en la esquina, aunque sigue siendo como antes una peluquería, ha cambiado de nombre y de decoración, habiéndose eliminado un objeto decorativo que antes estaba en el mismo ángulo del edificio entre ambas calles. Este giro lo hizo el paso con la marcha "Jerusalén".
Más ramos de flores esperaban a la Pastora en su camino, como los que se le ofrecieron en el número 11 de Martínez Montañés y en el 3 de Pascual de Gayangos, a la que llegó con la marcha "Y en Triana, la O". En este punto, el capataz quiso dedicar la levantá a la hermana del costalero Javi Almansa. "Que el año que viene esté aquí como está ahora viendo a la Virgen; ella está delicada y yo nada más que le pido eso a la Virgen, que pueda estar el año que viene también", dijo.
Desde Pascual de Gayangos, la Divina Pastora salió a la calle Teodosio, ya de vuelta a su templo, con la marcha "Rosario de Monte-Sión". Después, hubo un rato sin que sonara ninguna marcha, ya que los coches aparcados a uno y otro lado de la calzada obligaron a andar muy despacio y concentrando el esfuerzo en no rozar ninguno de ellos. Superada la dificultad, sonó "Hosanna in excelsis".
Más adelante, en la esquina de Teodosio con Marqués de la Mina, el capataz avisó a los costaleros que en ese momento estaban bajo las trabajaderas de que ésa era su última chicotá. Por ello, hicieron la levantá a pulso mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba "Como tú ninguna", encadenada después con "Coronación de la Macarena". Terminada esta última partitura, el paso avanzó a tambor sin detenerse en una larga chicotá hasta que el paso llegó a la Plaza de San Antonio de Padua. Uno de los costaleros al salir del paso bromeaba sobre la ausencia de otra composición tras las anteriores: "¿Cuánto cobra el del tambor?".











































En el tramo final de la procesión, la Banda de Las Cigarreras tocó “Madrugá Macarena” para que la Pastora llegara de nuevo a la calle San Vicente, seguida por “Virgen de la Paz”, que fue (imposible eliminar esta molesta epidemia) interrumpida sin piedad cuando el paso se detuvo junto a la puerta de San Antonio.
A continuación, sonó “Virgen de la Palma” mientras el paso giraba para entrar en el templo mirando hacia la calle. Antes de hacerlo, se paró, los costaleros se dieron la vuelta y uno de los capataces auxiliares dedicó la levantá al capataz titular: “Por Pepe Monge, que gracias a él llevo treinta años delante de los pasos”. Acto seguido, se levantó el paso y la Divina Pastora entró nuevamente en San Antonio de Padua con el Himno Nacional.


















Una vez dentro del templo, el paso fue conducido a los pies de la nave central. Algunos comentaban lo retrasada que tenía la posición de la mano izquierda la imagen. Ciertamente, estaba más hacia atrás que en la salida, motivado quizá por el movimiento de cada levantá.
En cualquier caso, la Hermandad de la Divina Pastora de San Antonio completó una brillante salida, que culminó con el canto de la Salve Regina y las palabras del fraile que acompañó a la cofradía durante todo el recorrido: “Divina Pastora de las Almas, ruega por nosotros”, palabras que rubricaron a las doce y siete minutos de la noche la salida procesional.



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